Pese a la mayor recuperación, el mensaje para la industria es que la hora del esfuerzo no terminó

La actividad industrial empezó a mostrar un poco más de velocidad en materia de crecimiento. De acuerdo a los indicadores privados que se conocieron ayer, junio tuvo una recuperación de entre 5 y 6% anual, lo que crea un clima más tranquilizador para la mayoría de los empresarios. Tal vez por esa razón, el Gobierno haya aprovechado ayer para pasar mensajes por partida doble, ya que coincidieron una visita de Marcos Peña y su vicejefe Gustavo Lopetegui a la sede de la UIA, y una charla abierta de Nicolás Dujovne, el titular del Palacio de Hacienda, con los empresarios que integran la conducción de Adefa, la entidad que nuclea a las automotrices.


Los funcionarios no hicieron un link explícito entre el horizonte de mediano y largo plazo y las elecciones de octubre, ya que no fue necesario. En ambos encuentros, la agenda de reformas estuvo sobre la mesa y la aclaración de que el oficialismo no tendrá mayoría en el Congreso ni siquiera con la ecuación electoral más optimista, fue una forma de señalar que las mejoras de competitividad que necesita el sector privado para poder competir en el mundo que viene serán mucho más fáciles de instrumentar con un resultado favorable a Mauricio Macri.

Algunas industrias todavía no entraron en terreno positivo. En la central fabril, los fabricantes de calzado e indumentaria expusieron con preocupación el terreno que pierden frente a las importaciones. La respuesta que recibieron incluyó el correspondiente recitado del mantra gradualista.

Las automotrices tampoco están para celebrar: las que tienen producción atada a la demanda brasileña perciben un repunte muy leve, pero siguen dependiendo de la venta interna, que en muchos casos está traccionada con modelos que vienen del país vecino, lo que aumenta el desequilibrio de su propia balanza comercial.

En el fondo de todo el debate sigue el costo argentino. Peña y Lopetegui razonaron ante sus interlocutores que el margen fiscal para hacer una reforma tributaria ambiciosa es muy reducido. Por eso lo que sigue en un sendero en el que los privados deberán continuar haciendo esfuerzos para mantenerse a flote.

Los fabricantes de autos tomaron la delantera y encargaron una propuesta propia, que dejaron en manos del ministro para que evalúe la posibilidad de darle nuevo oxígeno a toda la cadena de valor.

La industria automotriz, de todos modos, todavía no sabe a qué velocidad cambiará la tecnología la oferta de autos a nivel global. La incertidumbre del Gobierno es muchísimo más corta: las urnas revelarán cuánto combustible queda.

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