Paritaria docente desde hoy es el nuevo test para Macri: Vidal ordenó no ceder

El último tramo de la paritaria docente que se retoma hoy entre los gremios de la provincia de Buenos Aires y el gobierno de María Eugenia Vidal representa mucho más que una señal económica en términos de expectativas de inflación o equilibrio presupuestario. Adquiere una relevancia política decisiva estas horas, porque el resultado de la disputa también permitirá saber si el Gobierno se recupera o sigue groggy después del golpe que sintieron todos, en particular el Presidente, por los escandaletes del Correo y el inoportuno recálculo del aumento en las jubilaciones.

Un escenario político de mayor acoso opositor, un peronismo que se le anima cada vez más al Gobierno al verlo trastabillar (se lanza en las próximas horas Florencio Randazzo tras recibir en Roma bendición papal), y el conflicto docente en puerta como nuevo test político para el Presidente y su Círculo Rojo. Un auténtico test de gobernabilidad, con la atracción de recuperar y reafirmar la confianza de los sectores medios, si resultara exitosa la batalla entre la Bella y la Bestia. De un lado María Eugenia Vidal, del otro Roberto Baradel.

Los próximos 10 días hasta el 6 de marzo, la fecha clave en que tienen que comenzar las clases, serán un poker apasionante entre las partes, donde nadie quiere ni puede perder. El Gobierno necesita a los chicos dentro de las aulas para evitar el malhumor de los padres. Pero no puede aparecer debilitado o volviendo a ceder ante las presiones sindicales de dirigentes que, en general, son rechazados por la opinión pública por las prácticas abusivas de los paros. Más de 110 medidas de fuerza encabezaron los gremios en los últimos 10 años.

Existe a la vez una restricción presupuestaria y una necesidad de dar señales que contribuyan a moderar las expectativas inflacionarias. Pero además, el gabinete de la Vidal está convencido de que la propuesta de 18% de aumento piso para el año, con cláusula gatillo trimestral que siempre suma y nunca resta, es una garantía segura para que los salarios docentes se sigan recuperando y le ganen cómodo a la inflación este año. Aseguran que el 4,5% trimestral está asegurado, y que si un trimestre la inflación supera la pauta y hay que aumentar por encima de 4,5%, ese plus no se resta si bajara la inflación en los trimestres siguientes. "El gatillo no se mancha: siempre suma, nunca resta", repite con tono maradoniano el cerebro financiero de Vidal, Hernán Lacunza. Con esos argumentos se sienten con autoridad moral para exigir que comiencen las clases.

En el bunker político de la Gobernadora se preparan para la batalla. Suponen que no habrá acuerdo sencillo y hasta se entusiasman con diferenciarse del Gobierno Nacional. "Acá no hay gradualismo. María Eugenia enfrentó a la mafia policial y va a enfrentar a la mafia docente si es necesario", argumentan los más acalorados. "No es posible que la lógica de los gremios sea que cumplamos sus exigencias y entonces hay clases sólo cuando ellos quieren o autorizan", explican los funcionarios involucrados.

Los ánimos están alerta. Tanto que en los despachos del área de Educación, donde se celebran las reuniones, las ventanas están protegidas con rejillas detrás de los vidrios. Es para evitar episodios del pasado, como los ladrillazos con fuego encendido que alguna vez tiraron los activistas para amedrentar a los que les negaban los aumentos.

De momento, todo indica que los dirigentes gremiales docentes trabajan para lo que hoy más les conviene, como siempre el conflicto y los paros. Otra vez se presenta extremadamente combativo Roberto Baradel (Suteba), de pública relación política y militancia con los sectores más opositores a Mauricio Macri en el kirchnerismo, a la vez que se menciona la tentación de Baradel de escalar el conflicto docente como trampolín para convertirse en el futuro jefe de la unificada CTA en contra del Gobierno, hoy conducida por Pablo Micheli y Hugo Yasky. Sería para él una salida elegante, ante la pérdida de votos y apoyo en su propia organización. Es curioso, pero el 50% de los docentes de la provincia no están afiliados a ningún gremio. Y Baradel apenas representa 23% de los trabajadores de la educación.
Aún así, hay una preocupación adicional en La Plata: que Baradel se sume a la escalada de acciones desestabilizadoras contra Macri de los sectores más duros del kirchnerismo, complicando al conurbano con un marzo sin clases y con escaladas de protestas sindicales y piqueteras.

La discusión salarial ya parece lo de menos. Consultando a cada parte, los argumentos técnicos y las fórmulas que justifican los reclamos y los números a cada lado del mostrador son elocuentes. El gobierno dice que otorgó 34,6% de aumento en 2016, contra una inflación promedio en todo el país de 36%. Y que los salarios en promedio no perdieron poder adquisitivo durante el año, porque hubo períodos en que los aumentos escalonados superaban el promedio de la suba de los precios. Y recuerdan que en 2015 Daniel Scioli para evitar conflictos otorgó 44% de aumento contra 25% de inflación ese año. Parte del descalabro fiscal del primer año de Macri y el consecuente golpe inflacionario de 2016 fue por los irresponsables manejos fiscales del kirchnerismo en el último año de gobierno.

Los gremios dicen que la inflación en 2016 fue 41% (toman la más alta de la ciudad de Buenos Aires) y que perdieron 7 puntos el año pasado. En los medios, sobre todo en la radio y en la TV, se repite que los salarios docentes son miserables (es cierto, también lo de los médicos, enfermeras, bomberos o policías por caso), inferiores a la línea de pobreza. Claro, el básico inicial alcanza hoy a $ 9800. Pero el Gobierno argumenta que solo 7% de los docentes gana eso, aquellos que solo cumplen un turno de 4 horas, principiantes solteros, sin siquiera cargas sociales. Pero resulta que el promedio de salario de bolsillo según la liquidación de sueldos en Buenos Aires alcanza los 19.000 pesos por maestro. Y 20% a 25% de la nómina salarial por una u otra razón está siempre de licencia.

Para seguir de cerca sin duda la disputa política y económica que se libra desde hoy con la paritaria docente. Mucho más que un aumento de salarios.

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