DEBATE

Minería y energía, con más impuestos

De acuerdo con la reciente encuesta global desarrollada por EY, que identifica los diez principales riesgos que deberá afrontar la minería en 2019 y 2020 se erige, con contundencia, el renovado abordaje a la licencia para operar. El concepto ha evolucionado; además de las cuestiones sociales y ambientales, el giro es hacia una expectativa más amplia, de creciente valor compartido, en el que todas las partes interesadas deberán comprometerse.

El impacto de la matriz energética ha ganado mayor preponderancia entre tales desafíos. La minería es intensiva en el uso de energía, con una participación estimada del 6,2% en el total del consumo global. Su costo puede alcanzar hasta un tercio del total y, sumado a ello, otros emergentes merecen particular cuidado: la implicancia social y reputacional en la elección de la fuente energética a utilizar, la disponibilidad del recurso (especialmente en locaciones remotas) y el manejo del mismo (con su volatilidad de precios) a lo largo de toda la vida del proyecto.

El nuevo escenario impone la evaluación de un mix de fuentes para mitigar los riesgos. La integración de recursos tradicionales con renovables se vuelve crítico en la búsqueda de energía segura y confiable.

La energía es entonces determinante para el crecimiento de la minería (de forma similar que para cualquier otra actividad económica) y la minería, a su vez, tiene una incidencia crucial en el abanico productivo a través de los insumos que aporta. Ambas constituyen pilares de desarrollo de un país y, en consecuencia, de la recaudación tributaria que permite sostener la actividad pública.

Sin embargo, las características y nivel de imposición pueden alterar el círculo virtuoso y convertirse en obstáculo a ese desarrollo deseable; la evidencia ocurre cuando se manifiesta una profunda desproporción entre la disponibilidad y potencial de recursos naturales y la magnitud de inversión que atraen tales sectores.

No puede dudarse de la relevancia del factor tributario en las decisiones de inversión; aunque no excluyente, sí cada vez más influyente. De manera que, proclamado el rol estratégico de estas industrias en el programa económico gubernamental, deviene natural que el esquema fiscal aplicable sea revisitado. No sólo se trata de insistir en la configuración de un sistema preciso sino también de rever el andamiaje en el que se apoya su estructura. Con algunos mitigantes, la fiscalidad de la minería y energía argentina presenta una sentida inclinación regresiva, especialmente por la incidencia de las regalías provinciales y los derechos de exportación transitorios; circunstancia que se contrapone con la orientación progresiva adoptada por países referentes en estas industrias.

El ejercicio de revisión también supone identificar, apuntalar y extender las buenas prácticas conseguidas; entre ellas, las medidas promocionales establecidas para la minería y las energías renovables; en particular, la garantía de estabilidad frente a los incrementos fiscales.

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