Messi, los piqueteros de Moscú y el factor humano
Tras la derrota con Croacia se multiplicaron las críticas. Mario Kempes a través de Twitter escribió: "El espectáculo fue vergonzoso y la despedida cada vez está más cerca. Lamentable". Osvaldo Ardiles, otro campeón del mundo en 1978 tuiteó: "Sampaoli: impresentable. Terminó su ciclo insultando a jugadores croatas. Arrogante, ignorante. Inclusive teniendo al mejor jugador del mundo no fue capaz de conformar un equipo competitivo. No seleccionó nunca los mismos once durante su gestión". Héctor Enrique, campeón del mundo en 1986 se preguntó: "¿Quién carajo es Messi para no correr?" Y agregó: "Hay jugadores que no merecen estar en la Selección ni un ratito". El día después, antes que Nigeria venciera a Islandia, Messi compartió la mesa con sus amigos: Agüero, Rojo, Banega, Otamendi, Guzmán, Di María, Biglia y Mascherano. Todos ellos prefieren el mutismo antes que dialogar con la prensa. Con el interrogante "¿Qué le pasa a Messi?", su foto con desgano recorrió todo el planeta.
El presidente Mauricio Macri
aún bajo el efecto de la última estampida del dólar y del acuerdo aliviador con el FMI, se hizo tiempo para enviarle al "Kun" Agüero un mensaje de "fe" para lo que viene. Por estas horas, los periodistas nos alertan desde Moscú que la relación de Messi y el plantel con el DT Sampaoli "está rota". Que los jugadores quisieron apartarlo para "autogestionarse". Que van a jugar con línea de cuatro y que de esto se sale con los mismos que perdieron tres finales. Mientras, el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Claudio Tapia respaldó este reto a la autoridad del entrenador, quien en una reunión grupal fue condenado a "no tomar más decisiones". Agüero habría dicho: "No queremos que nos dirija él. Piensa cualquier cosa". Así, estos jugadores profesionales que representan a todos los argentinos cumplieron con la regla del piquete callejero que azota y divide a Buenos Aires, impidiéndole al entrenador diagramar los entrenamientos para hacer sólo lo que ellos quieren.
Javier Mascherano apuntó sobre el armado del equipo: "Hay que preguntarle a los entrenadores. En los últimos 10 años pasaron 8/10 entrenadores y todos lo que se fueron nunca dijeron nada. Se le ha puesto ese mote a esta generación, no entiendo por qué, esto es repetitivo". Más allá de cualquier milagro deportivo, este descalabro y falta de respeto a las normas es otro signo de la decadencia que sufre nuestra sociedad.
Por el momento, Tapia no se preocupa por el costo de alquilar el lujoso avión Airbus A 340-VIP con 90 plazas con cama para los traslados (u$s 2,5 millones). Ni tampoco importa la rescisión que parece cantada del contrato extra largo de Sampaoli (u$s 16 millones). Ni los gastos de la treintena de dirigentes del Ascenso Unido que acompañan a la delegación. El pase a octavos son u$s 12 millones a cobrar, y de no pasar se pierden u$s 4 millones.
John Carlin, autor del libro El Factor Humano, cita a Nelson Mandela: "El deporte tiene el poder de transformar el mundo. Tiene el poder de inspirar, de unir a la gente como pocas otras cosas. No hay que apelar a su razón, sino a sus corazones".
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