Memorias de un banquero central: Trump no es el primero que se mete con la Fed

Verano de 1984. Paul Volcker era presidente de la Fed y aunque en aquel entonces no lo sabía, vivió un anticipo (diluido en retrospectiva) de la “gran Trump . Ronald Reagan, visiblemente incómodo, lo había citado en la biblioteca y no, como era habitual, en la Oficina Oval. Lo recibió sin decir palabra. Pero su jefe de Gabinete se encargó de transmitir el mensaje: “El presidente le ordena que no suba las tasas antes de la elección . “Me descolocó porque yo ni siquiera estaba planeando endurecer la política. Después del colapso de Continental Illinois, las tasas ya habían subido y pensaba que la Fed necesitaba calmar al mercado relajando un poco las condiciones monetarias , recuerda Volcker en sus memorias (“Keeping at It: The Quest for Sound Money and Good Government ). El ex titular de la Fed, que encabezó el organismo entre 1979 y 1987 y es recordado por derrotar una inflación de dos dígitos llevando las tasas de corto plazo al 20%, se retiró sin tampoco atinar a decir nada. 

Hoy poco recordada después de la debacle subprime que vio caer a varios monstruos, la quiebra de Continental Illinois National Bank & Trust Co. en 1984, la mayor en la historia de Estados Unidos hasta ese momento, dio origen a la expresión “too big to fail , que justamente se popularizó con la crisis de las hipotecas para hacer referencia a esas entidades que por su escala representaban un riesgo sistémico. Volcker también es conocido por la llamada “Volcker Rule que elimina la práctica del “propietary trading , esto es, el uso de recursos propios del banco para hacer transacciones con bonos, acciones y derivados y sólo lo permite como parte del manejo de la cartera de clientes. Incluida en el Acta Dodd Frank que se aprobó después de la crisis de 2008 fue uno de los puntos más combatidos por la banca y tuvo una vida tan efímera y fallida como la de aquella regulación destinada a evitar otro “momento Lehman .

En su libro, que se publicó este octubre, Volcker también recuerda un episodio similar cuando formaba parte del Departamento de Estado y el presidente Lyndon Johnson le sugirió al entonces presidente de la Fed William McChesney Martin que evitara subir las tasas. Era el año 1965 y el banco central buscaba contener las presiones inflacionarias en un momento en que el gasto público se disparaba por la Guerra de Vietnam, en una economía de pleno empleo. Pero el costo del dinero finalmente se incrementó. 

Claro que ninguna de estas anécdotas compite con la burda arremetida de Donald Trump contra el actual jefe del banco, Jerome Powell. Pero los antecedentes hablan de una tentación que no es nueva: la de ir contra la independencia del organismo. “Cada vez que hacemos algo bueno, él viene y sube las tasas , dijo hace poco Trump en una de la seguidilla de intervenciones con Powell como blanco. “Casi pareciera feliz subiendo las tasas. Para mí hoy la Fed es el mayor riesgo, porque está subiendo las tasas demasiado rápido , dijo el presidente, como es su estilo, sin ningún miramiento por la obvia restricción del Ejecutivo de interferir en la tarea del banco. “Se suponía que era un tipo de tasas bajas. Pero parece que no , le explicó hace poco a The Wall Street Journal, preocupado por mostrar un crecimiento robusto en la previa de las legislativas. Powell, quien reemplazó a Janet Yellen (la elegida de Obama), arrancó su mandato recién en febrero y tiene por delante todavía cuatro años de gestión. 

Powell adelantó en su momento que piensa subir las tasas en cuatro oportunidades este año. Ya lo hizo en marzo, junio y septiembre y se espera el próximo incremento para diciembre. De esta manera, la tasa de referencia hoy se ubica en un rango de 2%-2,25%, después de haber aumentado por primera vez en más de una década de fines de 2015, cuando Yellen todavía estaba al mando. 

A pesar de los estímulos de las exenciones tributarias y el aumento del gasto público de Trump, Powell no abandonó el gradualismo, en un intento por evitar un sobrecalentamiento de la economía y a la vez llevar la inflación al objetivo de 2% anual. De hecho, sus comentarios hasta ahora lo pintan como un banquero sensato, que busca ser incluso más llano que sus antecesores, cultores en algunos casos de un lenguaje críptico y vago. “la política monetaria afecta a todos y por lo tanto no debe ser un misterio para nadie , aseguró. Pero igual Trump está furioso e insiste: “la Fed está loca . 

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