Lousteau is the new Randazzo

Desde que compartieron despachos en la gestión bonaerense de Felipe Solá, antes de saltar al gabinete nacional de Cristina Kirchner, ambos están interconectados por un pedido de internas que les viven negando. 

Como ministro de Gobierno bonaerense, fue Florencio Randazzo quien le propuso al entonces mandatario Felipe Solá trasladar a Martín Lousteau del Ministerio de Producción a la presidencia del Banco Provincia. Eran dos de sus niños mimados. Meses después, a fines de 2007, juntos saltaron al gabinete nacional con Cristina Kirchner. El economista duró poco. El contador de Chivilcoy sobrevivió a la 125 pero casi no la cuenta tras el enojo Néstor en las elecciones del 2009.

Desde entonces parecen estar interconectados por un deseo cíclico: unas internas que les viven negando.

El 17 de diciembre de 2014, en un acto del finado UNEN, Lousteau se presentó como candidato para los siguientes comicios porteños. Ese mismo mes, Randazzo empapeló las calles con el primer afiche con su rostro y el de Cristina: "El desafío es seguir transformando", era el slogan.

Pasaron los meses, la fuerza de Lousteau se reconvirtió en ECO y Horacio Rodríguez Larreta heredó, por apenas tres puntos en el ballottage, la jefatura porteña de Mauricio Macri.

Por ese mismo tiempo, Randazzo vio por televisión que Carlos Zannini, el impulsor de su precandidatura en la Casa Rosada, sería el acompañante de la boleta de Daniel Scioli. Ese fue el triste y solitario final de las PASO kirchneristas.

En diciembre de 2015, Lousteau se fue de embajador a Washington y Randazzo, cuya promesa era "voy de candidato a Presidente o mi casa", se fue a su casa.

"Cuando estaba en Estados Unidos, a los americanos les parecía interesante que cualquier ciudadano pudiera votar en una elección primaria", trajo de experiencia Lousteau para las elecciones 2017. También filmó spots con el ruego a Larreta para hubiera una PASO porteña de Cambiemos.

Por esa época, después de ver a Cristina Kirchner a solas, Randazzo tuiteó: "Voy a CUMPLIR con mi palabra". Una frase corta para explicar demasiado: la ex Presidenta volvió a negarle una interna, esta vez contra ella, y él la enfrentaría en la categoría a senador desde otro frente. Lo apoyaba parte del aparato peronista que no estaba con el massismo y aún renegaba del 2007-2015. Con el resultado de las PASO, varios desaparecieron.

La historia es conocida. Randazzo no llegó al Senado y volvió a su casa. Sí llegó a Diputados un Lousteau, endulzado por el radicalismo citadino que desde Fernando De la Rúa carecía de una figura atractiva para imprimir en una boleta. El ECOnomista leyó en agosto del año pasado que esta vez Larreta sí lo invitaría a una interna.

Pero ahora parece querer competirle al propio Macri. Y no tuvo mejor idea que lanzar el desafío siendo invitado presidencial en la gira asiática. Hasta Sergio Massa cuidó sus modales cuando fue a Davos.

De esta manera, Lousteau pide abrir justo la principal boleta que la Casa Rosada no quiere compartir, al cambiar de estrategia de la triple oferta de 2015 que fortaleció al líder del PRO. Como están ahora las cosas, temen que la más leve brisa (económica) pueda afectarlo.

Aún antes de la cascada del efecto Mac Allister, el Jefe de Gabinete Marcos Peña le ofreció al cordobés Ramón Mestre ir como diputado y, ya electo, presidir el interbloque. Es decir, reemplazar al Mario Negri de hoy para que no lo enfrentara en la futura primaria mediterránea de Cambiemos mediterráneo. ¿Con qué podrían tentar a Lousteau que no le hayan ofrecido? ¿Cuando la UCR ordene sus listas provinciales ante (en teoría) un PRO más dócil, seguirá necesitándolo para la papeleta presidencial como espada de Damocles? ¿Precisa el radicalismo un candidato presidencial? Si es por antecedentes, no: en 2007 lo llevó a Roberto Lavagna.

Falta que Lousteau reedite el leit motiv randazzista: candidato a Presidente o su casa. Mejor dicho, a su banca en el Congreso.

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