Los sindicatos se revelan y buscan alinearse con el próximo Presidente
La conducción gremial que cerró los convenios salariales con las pautas oficiales está enfrentando una encrucijada. No pueden sostener los acuerdos firmados en torno del 27% cuando otros gremios superaron por distintas vías y en forma holgada el 33% de aumento. Pero además, su conducta será valorada por los candidatos a presidente que observan con quién habrá que pactar para que las relaciones sean medianamente sustentables.
La CGT oficialista de Antonio Caló (UOMRA) está dividida entre los cristinistas y ultracritinistas como Ricardo Pignanelli, los sciolistas, los massistas y ahora también los macristas. Los divide la política partidista y las candidaturas a presidente, no la concepción que sigue siendo justicialista, cuando ya casi nadie lo es. En cualquier caso, Caló sigue contando con una buena relación, que deberá adecuar a las nuevas autoridades, dadas las divisiones internas que ha sufrido gracias a la libertad con la que actuaron sus dirigentes.
La CGT disidente de Hugo Moyano no está mucho mejor, no solo con divisiones entre los candidatos presidenciales, sino también con nuevos centros del poder sindical como lo es la Confederación de Sindicatos del Transporte (CATT) conducida por Juan Carlos Schmid (dragados y balizamiento) que resuelve en conjunto las decisiones estratégicas, como lo fue la participación en los últimos dos paros generales.
La Unión Ferroviaria de Sergio Sassia, la UTA de Roberto Fernández, La Fraternidad de Omar Maturana, Juan Brey (aeronavegantes), y otros, conforman casi una nueva CGT combativa independiente, que puede garantizar el éxito de un paro general.
El ruralista Gerónimo Momo Venegas desde el sindicato que agrupa a los trabajadores del campo se suma a los opositores y combativos, parece completar el grupo opositor e irreconciliable contra el FPV, y después de cambiar de agrupación varias veces, ahora apoya a Mauricio Macri como futuro presidente.
Muchos dirigentes, cautelosamente, van tomando distancia de Moyano que lo reconocen como un dirigente que inclusive puede mantener la CGT disidente con el próximo presidente, si no logra un acuerdo como en su momento lo fue el que tuvo con el ex presidente Nestor Kirchner, pacto que ahora resulta inviable.
La CGT Azul y Blanca de Luis Barrionuevo (UTHGRA) mantiene su independencia, apoyando a Moyano en su insistencia por los paros generales, siempre asegurados por la adhesión de los gremios del transporte. La CTA de Hugo Yansky debilitada por la alianza oficialista, que no adhirió al último paro general y se solidariza siempre con el Gobierno Nacional, le cuesta mantener su discurso reivindicativo con lo que tiene que hacer para apoyar al oficialismo.
La CTA de Pablo Micelli, ahora reforzada por una parte importante de ATE del ámbito municipal, mantiene su postura combativa y de total oposición al orden constituido, persistiendo en el objetivo de la destrucción de las empresas y el de la creación de las empresas o cooperativas auto-administradas.
El Partido Obrero quedará como uno de los perdedores en las alianzas por la fractura que presenta la izquierda más radicalizado. El PST, el MTS y los grupos de la extrema izquierda, quedarán fuera del escenario y seguramente se convertirán en los grupos más radicalmente opuestas a cualquiera de los que resulte elegido para el próximo mandato presidencial.
Partiendo de la premisa de que Daniel Scioli tiene muchas chances en la carrera de presidente de la Nación, ahora todos quieren congraciarse con él, aún cuando muchos le dieron la espalda en su momento o lo despreciaron en beneficio de otros candidatos.
Resulta claro que muchos aportantes han jugado como una escalera a dos puntas, invirtiendo en dos y hasta en los tres candidatos, partiendo de la premisa de que en la etapa final, recalibrarían los objetivos y por ende rediccionarían las contribuciones de la campaña. Sin embargo, para Daniel Scioli, con una alianza dentro del Frente para la Victoria no podrá tener contacto con las CGT de Moyano, la CTA de Micheli, y tendrá que ser cuidadoso con la Confederación de Sindicatos del Transporte.
En cambio, Mauricio Macri el otro candidato con grandes posibilidades, tiene un frente totalmente diversificado. Con su promesa de apoyar a los gremios peronistas/justicialistas y a luchar contra los que llamó troskos, lo que incluye como enemigos a las dos CTA (de Micheli y de Yasky), al PTS y al MST, al Partido Obrero y a los esbirros del Partido Comunista. Por una parte tiene obviamente buenas relaciones con los gremios opositores como el de Hugo Moyano, al que se sumaron Plaini de taxistas, el sindicato de juegos de azar ALIARA, y UPCN de Andrés Rodríguez. Por su parte el secretario general de la UATRE, Gerónimo Momo Venegas, aseguró hoy que con su inclusión en el frente Cambiemos, el líder del PRO, Mauricio Macri, "ahora tiene la pata peronista que garantiza la gobernabilidad".
Con un escenario como el descripto, hasta las elecciones presidenciales subsistirán las divisiones, y después de la jura, se tratarán de unificar las CGT en una o dos centrales, una oficialista, y la otra opositora, como de hecho lo acredita la historia del sindicalismo en nuestro país.