Los números malos del año pasado que pueden ser claves para Macri en 2019

El Gobierno confía en que en 2019 la economía jugará un rol fundamental de cara las elecciones. Sin embargo, no se piensa en crecimiento. La confianza radica en poder contar con una inflación más moderada y sobre todo, comparar datos contra 2018, el peor en número de los últimos años.

A los números de la inflación anual del año pasado (47,6%), que finalmente triplicó la proyectada por el Gobierno, ayer se sumó otro dato negativo. Según el Indec los precios mayoristas subieron 1,3% en diciembre y 73,5% en 2018. La diferencia de casi 25 puntos porcentuales entre la inflación minorista y mayorista se explica por los componentes importados y por el petróleo, dos ítems impactados directamente por la devaluación. Los precios de la construcción, en tanto, subieron 44,8% en el mismo período.

En este último punto, si bien la construcción subió en precios en pesos, se abarató en dólares. Pero a pesar de que construir es más barato, el rubro se frenó en 2018 y nada indica que despegue durante este año. La causa principal del freno está vinculada a la casi desaparición de los créditos hipotecarios, producto también de la devaluación, y de la menor oferta de créditos Procrear, los mismos que fueron un impulso para la construcción en los últimos años del kirchnerismo.

Lo más llamativo es que pesar de no poder contar con un boom de la construcción, ni de crecimiento este año, para el Gobierno la historia de 2018 le puede jugar a favor. Después de un año tan negativo, los analistas ven un repunte de la actividad en el segundo semestre (muy pocos ven un repunte en el primer trimestre). Eso sí, si el Gobierno quiere ganar las elecciones va a tener que contener por sobre todas las cosas al dólar, porque no hay registro en la historia del país de un oficialismo que haya podido seguir gobernando si devaluó fuerte en un año electoral.

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