Los millennials frente al coronavirus: distancias más cortas, entrar el afuera y volver a empezar

Puede decirse que la generación millennial se encontró con un escenario que no tenía previsto: cuando creía que todo se podía resolver a través de Internet o con ayuda de sus padres, ahora se da cuenta de que no es así. Ni las redes ni el dinero pueden parar la pandemia: el lugar más seguro es su casa, pero le cuesta entender eso y asimilarlo.

Si bien varias generaciones participan en las redes sociales, los millennials son la que mayor vínculo y presencia tiene en ellas. Nacieron o eran muy pequeños cuando estalló la comunicación en las redes y esto forma parte de su ADN. Su objetivo es compartirlo todo con el mundo: su vida pública y la privada también.

Pero la cuarentena está cambiando algunos hábitos y la forma de pensar de este grupo. ¿Qué pasa cuando el único lugar al que pueden salir es a su propio patio, balcón o terraza? ¿Qué pasa cuando ya no pueden planificar el futuro y todo se vuelve incierto?

Tres historias en diferentes circunstancias Cuando la pandemia acorta distancias

Luciano Juillet, tiene 25 años, es argentino pero desde hace tres meses vive en Londres. “Acá se dieron cuenta muy tarde de la gravedad de la situación , es lo primero que dice Luciano al hablar de la pandemia que está afectando al mundo, antes de explicar cómo cambió su vida desde que las medidas se hicieron más estrictas.

Luciando cuenta que para lo único que sale es para ir al supermercado y para caminar y adopta todas las medidas de prevención recomendadas. Sin embargo, en Londres es más barato cuidarse que en Buenos Aires. Luciano cuenta que el pack de 100 guantes de látex cuesta 5 libras que equivalen a unos 410 pesos, mientras que en la Argentina en una de las cadenas de farmacias más conocidas por ese precio sólo se puede comprar un pack de 50; también dice que el pack de 10 barbijos de tela cuesta 9 libras, unos 738 pesos, pero aquí pagamos alrededor de 100 pesos cada barbijo del mismo material; respecto del alcohol en gel dice que un frasco de 100 ml. cuesta 1,5 libras, o sea unos 120 pesos, en cambio aquí por la mitad de ese contenido se paga hasta 90 pesos.

En cuanto al trabajo, cuenta que los dos trabajos que tiene los hace desde su casa. Trabaja para la Asociación Internacional de Fiscales y escribe obras de teatro. El cambio más grande lo tuvo como empleado de la organización internacional ya que antes viajaba mucho y ahora eso no es posible. “Iba mucho a las oficinas centrales en Holanda o a algunas conferencias en otros países. Había una conferencia programada para el 1 de abril en Italia que obviamente fue cancelada. La próxima conferencia es en Atenas, en septiembre y se espera que para entonces esté todo bien y podamos ir .

Pero por otro lado, se siente más cerca de su familia y amigos argentinos: “Ahora mis padres me llaman todos los días y con mis amigos de Buenos Aires usamos la aplicación House Party, y nos comunicamos con más frecuencia. Aunque suene irónico, la pandemia me ayudó a acercarme más a mi familia y amigos ya que ahora todos tenemos más tiempo , concluye con entusiasmo.

Trasladando el mundo exterior a casa y ahorrando gracias a la cuarentena

Sofía Kreplak tiene 22 años y vive en la ciudad de Buenos Aires con su mamá. Está en su casa desde el 16 de marzo, cinco días antes de que dictaran la cuarentena obligatoria.

Como ahora no puede ir al gimnasio, hace actividad física mediante clases que sigue desde su celular. También está cursando materias de la facultad de forma online, por Zoom y Google Meets. Al hablar de sus amigos, cuenta que ahora se comunica mucho más con ellos. “Antes podían pasar meses sin que habláramos, pero ahora me reconecté, si bien podemos estar distanciados físicamente, emocionalmente no lo estamos. Incluso a través de Zoom o House Party nos la terminamos ingeniando para hacer sociales con gente nueva .

Antes de estar en cuarentena, Sofía iba al gimnasio y a clases de spinning, salía seguido a comer y a tomar el té con sus amigos, solía ir bastante al cine y a la peluquería. También jugaba al fútbol con sus amigas. Pero a diferencia de otros millennials, Sofía no extraña para nada salir a boliches: “Me di cuenta de lo tóxico que es , asegura.

Y si de desintoxicarse se trata, en la vida de Sofía hubo un cambio muy importante: dejó de fumar. “Me estoy dando cuenta de todo lo que gastaba en cosas innecesarias y ahora estoy ahorrando un montón. No compro más cigarrillos. Además antes salía a comer prácticamente seis veces por semana, también pedía mucho delivery, me compraba mucha ropa, e iba seguido a la peluquería a hacerme las manos y los pies y ahora todo eso me lo hago yo en casa . Dice que en este mes de cuarentena ahorró unos veinte mil pesos.

Haciendo una reflexión más profunda, Sofía concluye: “Creo que esto es un desafío para toda la humanidad y que nos está poniendo a prueba. Para mí el mundo no va a ser el mismo después de esto. Esta cuarentena me hizo dar cuenta de lo afortunada que soy por tener una casa, comida. Estos son los momentos en los que uno aprende a valorar mucho más lo que tiene .

Volver a comenzar

Mateo Vrljicak tiene 27 años, desde junio del año pasado vivía en Costeño, un pequeño pueblo de playa en el caribe colombiano. “La verdad que la estaba pasando muy bien allá pero como trabajaba en el sector turismo, me tuve que volver porque, debido a la pandemia, me quedé sin trabajo . Cuenta que todo el trayecto de vuelta a la Argentina fue una odisea. Luego de pasar cinco días en un aeropuerto y sortear varias dificultades, finalmente llegó a su casa. Pero sus problemas no se terminaron.

Mateo cuenta que su rutina cambió mucho al llegar a Buenos Aires: “En Costeño tenía un trabajo mucho más relajado y no tenía muchos horarios fijos. En cambio, acá empecé a hacer deporte, a levantarme a cierta hora para no perderme el día y a convivir con mis padres de nuevo. Allá en Colombia vivía con un amigo y era totalmente diferente . Aún no encontró trabajo y confiesa que sus padres lo ayudan, lo que le permite seguir ahorrando el dinero que ganó trabajando en el exterior.

Por último, dice: “Me chocó mucho el tema de pasar de ver gente de todas partes del mundo todos los días, a ver a las mismas dos personas -mis padres- en un ambiente reducido . Pero a pesar de esto, asegura que le está sacando todo el provecho que se puede a la cuarentena: “Me puse las pilas con cosas que tenía pendientes y este tiempo me está sirviendo para reflexionar y actualizar  un poco mis ideas , dice.

Una mirada hacia adentro y a los otros

Es cierto que este encierro inesperado y el hecho de que el mundo como lo conocíamos hasta ahora se haya detenido impactó en todos los seres humanos. Pero no a todos nos afectó de igual forma.

Muchos se rehusaban al uso de la tecnología en varias de sus formas, sobre todo las generaciones mayores. Pero los millennials, esa joven generación que hoy tiene entre 23 y 35 años, creían tener todo resuelto.

Y en realidad, esto es así en lo que a tecnología y redes sociales se refiere. Este conocimiento los ayudó a continuar haciendo muchas de sus actividades habituales desde su casa como seguir ejercitándose a través de aplicaciones con rutinas de ejercicios como lo hace Sofía y a estar más cerca unos de otros, como Luciano que aunque lo separan miles de kilómetros de su familia y amigos en Argentina, asegura sentirse más cerca de ellos que nunca, ya que se reconectó con algunos con los que no hablaba tanto.

Generalmente se dice que "de todo lo malo sale algo bueno": en este grupo que nació con lo analógico y se volvió experto en comunicación digital, el encierro forzado logró que comenzara a mirar dentro suyo y a los que tiene a su alrededor.

Si bien algunos millennials como Sofía, han podido ahorrar mucho dinero en este tiempo y descubrir el valor de tener una casa y las diversas comodidades que antes daban por sentadas, extrañan poder dar un abrazo o un beso y compartir un café con amigos o hacer lo que les gusta. También otros se lamentan por no poder seguir adelante con sus proyectos, como Mateo, que trabajaba en el exterior y tuvo que volver a su país natal donde no sabe muy bien cómo arrancar de nuevo.

Sin embargo, en los testimonios se advierte que aunque les preocupe la incertidumbre de no saber cuándo las cosas volverán a ser como antes, estos jóvenes no pierden la esperanza de que pronto volverán a hacer todo lo que hacían.

Temas relacionados
Más noticias de COVID-19
Noticias de tu interés