Los impuestos, otra vez entre el modelo deseado y la urgencia fiscal

La Argentina se encamina, una vez más, a discutir un nuevo marco tributario. Por lo pronto, los cambios que se proyectan están más orientados a cubrir necesidades fiscales inmediatas que a generar un sistema más equitativo, una pretensión que siempre alienta todo gobierno nuevo. El disparador de esta discusión va a ser la renegociación de la deuda, ya que para gestar un nuevo acuerdo y nuevos plazos de pago con los acreedores, habrá que establecer un horizonte de mediano plazo sobre cuántos recursos podrá disponer el Tesoro para afrontar estas obligaciones. Dicho en otras palabras, qué nivel de superávit primario podrá ofrecer el equipo de Alberto Fernández. Lo ideal sería que mientras busca la manera de transitar la emergencia, haya espacio para debatir el formato de qué tipo de impuestos vamos a mantener y cuáles vamos a modificar.

En una entrevista que proporcionó el fin de semana, Fernández dio una definición bastante concreta sobre el futuro de las retenciones: "En la Argentina que viene todos tenemos que hacer un esfuerzo. Lo tendrá que hacer el sector del petróleo, el minero y el del campo. Todos los que producen tendrán que hacer un esfuerzo. Me encantaría no cobrar retenciones pero se le hubieran dicho a Macri, que me va a dejar 5 o 6 puntos de déficit fiscal".

Esta aproximación no va a ser recibida como una novedad por los productores agropecuarios y las empresas que exportan materias primas, que vienen adelantando liquidaciones por el temor (a esta altura, casi una certeza) de que se cambie el esquema de retenciones a partir del 10 de diciembre. Lo que puede habilitar el equipo de Alberto, en todo caso, es una vía de diálogo que permita dar alguna precisión mayor o en todo caso favorecer una discusión que permita aportar alternativas.

Mauricio Macri hizo campaña en 2015 con la promesa de eliminar las retenciones. Lo hizo de manera gradual al asumir, y en 2018 las repuso bajo el paraguas de la emergencia económica. Queda por develar si un reajuste de su valor será una política transitoria o no.

Algo por el estilo se espera que suceda con el impuesto a los Bienes Personales, cuyo peso debía ser reducido a instancias de la ley que permitió el blanqueo de capitales, pero esa decisión se dio vuelta cuando se negoció el Presupuesto 2019 en el Congreso. Sobre este gravamen aún no trascendieron proyecciones. Fernández solo mencionó Ganancias, tributo cuyo peso sobre el salario debería desaparecer (a juicio del presidente electo), pero eso sucederá a medida que se normalice la economía.

Todo esta discusión deberá ser abordada a partir del próximo 10 de diciembre, tanto dentro del Poder Ejecutivo como en el Legislativo, ya que toda la proyección de recursos obligará a recalcular el Presupuesto 2020. Cuanto más tiempo haya para pensar y evaluar, mejor.

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