Los costos financieros y los costos sociales, en una Argentina que gasta más de lo que produce

El Gobierno insiste en que el tipo de cambio está en equilibrio en el país. Banqueros y hombres de negocios en líneas generales avalan la teoría. Sin embargo, hay datos que muestran que el dólar está barato, aunque los términos de oferta y demanda actuales indiquen que la divisa estadounidense tiene un comportamiento acorde a las reglas del mercado.

Es decir, como entran dólares, la oferta es mayor a la demanda y por lo tanto el precio está relativamente estable. Pero los dólares que entran están basados no solo en las exportaciones y turismo, sino en deuda que se está tomando para cubrir el déficit. Tal situación desacomoda el dólar medido por productividad. La Argentina es barata para el que tiene capacidad de ahorro y cara para el que produce y consume en el país.

El déficit externo, financiado por deuda que toma más que nada el sector publico, es uno de los principales riesgos latentes que acompañan el plan económico del Gobierno. Si empeoran las condiciones de los mercados a nivel global (si suben las tasas), la Argentina debería lidiar no sólo con el déficit sino con el encarecimiento de la deuda.

Así las cosas, en diciembre del año pasado, los argentinos compraron una cifra récord de u$s 3900 millones, número que no se registraba desde 2002, según el propio Banco Central (BCRA). El dato anual llega a u$s 32.797 millones, un 66% más que en 2016. Si se restan las ventas (u$s 15.039 millones), el resultado final fue de u$s 17.758 millones, un 44% más.

Por otro lado, el comportamiento de los argentinos frente al dólar es digno de análisis psicológico. Compra cuando está barato y también compra cuando sube, porque piensa que seguirá subiendo.

Pero en esta fuga de capitales del sistema, no todo va a parar al colchón o a comprar departamentos en Miami. La variación más importante se da por el aumento de importaciones que supera al de las exportaciones. Las exportaciones se mantuvieron prácticamente estables, mientras que los pagos de importaciones crecieron.

Por último se calcula que la cifra de argentinos que viajaron fuera de la frontera creció a cerca de cinco millones desde los cerca de tres millones de años anteriores.

Todo el combo encierra al Gobierno en un problema difícil de resolver en el corto -mediano plazo. Cualquier movimiento que haga tiene costos sociales importantes, no hacerlo los tendrá en el futuro.

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