Lo que define no es el diseño de los impuestos sino los votos de la política
Pero lo que va a complicar la negociación no es la técnica tributaria sino la política. Con la excepción de los sectores empresarios afectados por Internos (la pulseada más dura la tienen ahora los fabricantes de bebidas azucaradas, cuya suba sigue en pie), no se perciben fuertes disensos con esta ley. Los roces más fuertes están en la mesa paralela, la que se abrió con las provincias. El paquete impositivo contempla un plan para uniformar y reducir las alícuotas de lo que cobran por Ingresos Brutos y Sellos. Pero el impacto más duro lo genera el nuevo acuerdo fiscal, en el que la reforma de Ganancias para desactivar el Fondo del Conurbano y la asignación a las arcas previsionales de 100% del impuesto al Cheque son dos de sus platos fuertes.
Hay muchas provincias que consideran que a nivel global el plan les resta, porque más allá del compromiso explícito asumido con Buenos Aires y la ANSeS, hay una compensación prometida por el Tesoro que evalúan como insuficiente. La posibilidad de que la Nación sea más flexible está dada por la cantidad de votos que los gobernadores aliados sean capaces de comprometer en el Congreso para todo el paquete legislativo en danza. Si la Casa Rosada llega al número mágico, la dureza persistirá pero deberá lidiar con la fractura del bloque provincial.