Lo importante es ganar

El Gobierno pretende lograr un acuerdo con la oposición para llevar tranquilidad a los mercados. Este acuerdo contempla 10 puntos: lograr y mantener el equilibrio fiscal; sostener un Banco Central independiente; mayor integración al mundo; respetar la ley , los contratos y los derechos adquiridos para consolidar la seguridad jurídica; crear empleo con una legislación laboral moderna; disminuir la carga impositiva; consolidar un sistema previsional sostenible y equitativo; consolidar el sistema federal para el desarrollo de las provincias; asegurar un sistema de estadísticas transparente, confiable e independiente; y cumplir las obligaciones con los acreedores.

Con este acuerdo, el Gobierno busca mostrar una continuidad de su política más allá de su mandato. Es difícil estar en desacuerdo con estos puntos. Sin embargo, hay quienes se niegan a firmar el acuerdo porque consideran que se trata de una maniobra electoralista con la cual el Gobierno sólo busca algo de oxígeno para llegar a octubre. Otros, en cambio, se niegan a firmarlo porque lo consideran una operación de marketing y a la vez proponen su propio acuerdo, también con 10 puntos y bastante parecidos.

Ni siquiera este pedido de ayuda por parte del Gobierno es suficiente para lograr un consenso entre los distintos dirigentes políticos. Al fin y al cabo ¿por qué habrían de ponerse de acuerdo las distintas fuerzas políticas si sólo se trata de mejorar el bienestar de la sociedad?

Lamentablemente una vez más priman los intereses personales por sobre el bienestar social. El bienestar de aquellos que quieren retornar al poder. Parece que lo único importante es ganar, sin importar lo que suceda después.

Hasta ahora nadie, ni Gobierno ni oposición, habla de propuestas concretas para reactivar la economía, ni de plan económico, ni de cómo solucionarán los problemas que nos aquejan si resultan electos o reelectos. Sólo se limitan a mencionar algunos puntos de acción.

Está claro que el Gobierno Nacional no tiene mucho margen para anunciar un plan económico que elimine la incertidumbre y le permita recuperar parte de la credibilidad perdida y por ello recurre a este acuerdo.

Si bien puede tratarse de una estrategia electoral, y sólo se trata de un enunciado de 10 puntos que no explicita el camino a seguir para alcanzar cada uno de ellos, este acuerdo podría ser el puntapié inicial para que de una vez por todas Argentina pueda contar con políticas de Estado que trasciendan los cuatro años que dura una gestión.

Es hora de que parte de nuestra dirigencia política deje de lado su egoísmo y comience a pensar en el bienestar de la población. Es hora que dejen de buscar la forma de eternizarse en el poder o volver al mismo, valiéndose para ello de alianzas o de personalismos salvadores con el solo afán de conseguir los votos necesarios para ganar. Es hora que dejen de pensar que lo importante es ganar.

En este afán por ganar todo parece válido, incluso desear que la Argentina se convierta en el 'Titanic' y termine chocando contra el iceberg. En este sentido, merece la pena recordar que en el Titanic iban a bordo más de 2.200 personas entre pasajeros y tripulantes. Cuando el Titanic chocó contra el iceberg, y finalmente se hundió, todas absolutamente todas las personas cayeron al mar y sólo sobrevivió el 32% de ellas.

Asimismo, cabe destacar que del total de pasajeros que viajaba en primera clase, aquellos que pertenecían a los sectores más acomodados, sobrevivió el 64%; mientras que del total de pasajeros que viajaba en tercera clase, aquellos de menores recursos, apenas sobrevivió el 24%.

Este Gobierno logró esquivar el iceberg al inicio de su gestión; sin embargo, luego de transcurridos tres años y medio el iceberg se avizora nuevamente en el horizonte. Irresponsablemente, algunos dirigentes políticos parecen estar disfrutando de este momento e incluso deseando con ansias que Argentina se convierta en el Titanic, un barco en el que viajamos 45 millones de argentinos.

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