Leve mejora en Brasil suma puntos a las perspectivas de la Argentina

El Gobierno tiene un par de semanas más para ordenar sus prioridades internas, definir con qué agenda arrancará el calendario legislativo y empezar a medir los tiempos de la política. Dos hechos globales absorberán la atención de líderes y empresas globales: el Foro de Davos y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. La decisión de Mauricio Macri de no dar el presente esta vez en Suiza (a Washington no concurrirá porque por protocolo no se invitan jefes de Estado al traspaso presidencial), forzó a varios de sus ministros a acumular millaje en avión esta semana. El equipo macrista sabe que en el marketing de gestión que presentará en los próximos días se juega parte del nuevo financiamiento que necesita para cerrar el déficit fiscal del año, y la ratificación de las inversiones que muchas compañías comprometieron un año atrás.

La Argentina, por lo pronto, ya cosechó una buena noticia externa. Brasil, mercado clave para nuestras economías regionales y las exportaciones industriales, dio señales positivas en el cierre del año. La inflación de diciembre fue de apenas 0,3%, registro que le permitió al Banco Central asegurar que con 6,3% anual, cumplió la meta fijada de 4,5% (el desvío permitido son dos puntos porcentuales). Ese dato, en paralelo, le permitió aplicar una fuerte descenso de la tasa de interés. El índice de actividad económica que hace la entidad monetaria, como consignó Federico Muñoz en su último informe, mostró en noviembre un leve repunte frente al mes previo, dando la sensación de que la recesión brasileña podría estar cerca del piso.

Cuando Donald Trump se impuso en las elecciones presidenciales, los países emergentes tuvieron la sensación de que venía un viento de frente. El temor se moderó, pero persiste. Por eso es central aprovechar la actual ventana de oportunidad.
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