PUNTO DE VISTA

Las voces ausentes del más ambicioso proyecto chino

¿China está pasando de ser "la fábrica del mundo" a ser "el constructor del mundo"? Su ambiciosa iniciativa de construcción en cinco continentes "La franja y la ruta" (One belt, one road -OBOR-) parece confirmarlo.

A fines de abril el presidente chino Xi Jinping recibió a líderes mundiales en Beijing. Los participantes dieron a conocer cifras de inversión, revelaron ambiciosos acuerdos bilaterales y alabaron la cooperación beneficiosa para todas las partes ("win-win").

Sin embargo, los grandes ausentes de la Cumbre fueron los supuestos beneficiarios de estos megaproyectos: las comunidades y los pueblos que se verán directamente afectados.

Las promesas de "crecimiento verde" y de "financiamiento sostenible" que forman parte del borrador del comunicado del Foro "La franja y la ruta" son bien vistas. Sin embargo, si se cumplen estos compromisos, se deberán aprender -y en forma rápida- las lecciones de los errores cometidos en proyectos de inversión chinos que ya están en proceso.

Por ejemplo, las comunidades de la provincia de Binh Thuan en el sur de Vietnam no se sienten beneficiadas con el proyecto para construir las dos centrales eléctricas de Vinh Tan, de 1.240 mega watts valoradas en 1.750 millones de dólares.

Allí en 2014 comenzó a funcionar una central de carbón que provocó un dramático aumento en la contaminación en las zonas aledañas. Los vecinos protestaron y la policía respondió con gases lacrimógenos hacia los manifestantes que reclamaban en forma pacífica.

El impacto sobre la salud y el medioambiente fue evidenciado por una auditoría realizada por el Estado vietnamita en 2019.

Estos problemas se repiten en la Patagonia Argentina. Aquí el acuerdo del Banco de Desarrollo de China (China Development Bank) para invertir u$s 4700 millones en dos represas puso de manifiesto el peligro de desarrollar proyectos multimillonarios de infraestructura sin consultar en forma previa a la comunidad local.

En un principio ambos proyectos fueron recibidos como grandes ejemplos de las inversiones chinas y del desarrollo económico "win-win".

Sin embargo, los críticos de las dos represas hidroeléctricas en Santa Cruz aseguran que el proyecto fue desarrollado sin el consentimiento de las comunidades indígenas y sin una evaluación adecuada de impacto ambiental, algo que es de importancia crítica en un proyecto que podría afectar a los glaciares, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y a especies en peligro de extinción.

Si bien estas iniciativas pueden generar escepticismo sobre los compromisos de un crecimiento verde y sostenible proveniente de Beijing, ello no significa que todas las obras de la denominada "La franja y la ruta" sean innecesarias.

Los analistas estiman que se necesitan inversiones por 3,3 billones de dólares anuales en infraestructura hasta 2030, para mantener la trayectoria de crecimiento económico global. En la medida en que el proyecto OBOR ayude a cerrar la diferencia entre oferta y demanda en las redes de transporte, energía y comunicaciones necesarias para sostener los niveles de desarrollo económico será un aporte bien recibido.

Las inversiones extranjeras pueden aumentar la productividad y los estándares de vida. Si se hace bien, la infraestructura tiene el potencial de ayudar a los Estados a garantizar sus compromisos en materia de derechos humanos, por ejemplo, mediante un mejor acceso a la alimentación, a servicios sanitarios, al agua potable y a las oportunidades de empleo.

Sin embargo, las autopistas, las represas y las centrales eléctricas también tienen el potencial de desgarrar comunidades, lo que resulta en que las personas sean forzadas a dejar sus hogares y sus tierras sin contar con una protección adecuada.

Una forma de garantizar que los proyectos sean sustentables es brindar participación a las comunidades afectadas acerca de cómo se diseñan e implementan esos proyectos.

Para ello se necesita transparencia sobre los planes, las evaluaciones de riesgo y la búsqueda de una opinión significativa de las partes involucradas. También significa demostrar a las personas que sus preocupaciones serán tomadas en serio y que cuando se expongan problemas, éstos se resolverán con equidad y efectividad.

Las organizaciones locales independientes, comunitarias y no gubernamentales se constituyen en canales a través de los cuales las comunidades pueden comunicar sus preocupaciones a las partes interesadas de los proyectos.

Los líderes involucrados en el Foro de "La franja y la ruta" deben comprometerse a implementar espacios de debate para las partes involucradas en todas las regiones en las que sean implementados o planificados los proyectos. Esto podría no ser tan sencillo como parece. El gobierno chino ve con desconfianza a la sociedad civil local y considera que debe ser controlada estrictamente.

La ley china de gestión de ONGs limita fuertemente lo que las organizaciones no gubernamentales pueden hacer dentro de las fronteras de China, lo que dificulta que los representantes de la sociedad civil viajen a Beijing.

Dado que China no no cumple con sus obligaciones en materia de derechos humanos, una solución provisoria podría ser la realización de foros en cada región, que podrían conllevar el beneficio adicional de alentar la participación local.

Por sobre todo, el compromiso de las personas directamente afectadas por el megaproyecto debe ser significativo. La sociedad civil no se va a dejar seducir por las visiones grandilocuentes ni por las promesas de beneficios cuando está claro que no tendrán ninguna chance de expresar sus preocupaciones ni de influir seriamente en las políticas y en los proyectos específicos.

A pesar de los slogans, cuando se trata de construir megaproyectos de infraestructura existe la posibilidad de que haya partes que salgan perdiendo.

Sin embargo, aquellos que corren el riesgo de que se violen sus derechos humanos deben contar con una plataforma para demandar su protección y mitigar los riesgos y daños potenciales.

Este principio puede no ser el más importante para los líderes que forman parte del Foro de "La franja y la ruta", sin embargo, para las comunidades como las de Santa Cruz, de la provincia de Binh Thuan, y para la enorme cantidad de personas que se verán impactadas por los proyectos de China, los derechos humanos seguirán siendo importantes.

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