La relación de Argentina con EE.UU. y China ante el desafío tecnológico
La Argentina enfrenta el desafío de mantener relaciones simultáneas y positivas con Estados Unidos y China. Si en lo político compartimos los valores de la libertad y de la democracia representativa con los EE.UU., puede ser conveniente, bajo ciertas condiciones, interactuar con ambas potencias en lo tecnológico, para impulsar nuestro desarrollo.
El líder chino Xi Jingpin quiere convertir a China, la primera potencia manufacturera, en el líder mundial en ciencia, tecnología e inovación para mitad del siglo XXI. Ya es la mayor productora de barcos, acero, aluminio, muebles, ropa, semiconductores, computadoras, productos farmaceúticos, y teléfonos celulares.
Pero a su vez, se ha aumentado significativamente la inversión en investigación y desarrollo, se han incubado start-ups tecnológicos, y se ha puesto como meta una “revolución robótica . Así, China ya lleva un año de ventaja en el desarrollo del avanzado sistema de telefonía 5G.
Xi Jingpin considera que la concentración de poder en el gobierno asegura recursos para grandes proyectos tecnológicos. Esto le permite apoyar iniciativas por diez años o más, lo que ha convertido a China en el líder en trenes de alta velocidad, energía solar, y supercomputadoras. También ha contribuído al desarrollo del primer satélite quantum de comunicaciones, con altos niveles de seguridad anti-hackeo, y a la construcción del más grande radio telescopio en el mundo, para observar el espacio profundo. A su vez, ha resultado en el desarrollo de una industria de energía nuclear de alto nivel.
El avance tecnológico también impacta las capacidades militares de China, que ya es capaz de generar “respuestas asimétricas , con armas antisatélites, construidas por un millón de dólares, que pueden destruir satélites norteamericanos que cuestan miles de millones de dólares.
Ante la irrupción de China en lo tecnológico, la Argentina debe manejarse con sumo cuidado, en base a una visión coherente, y definiendo su interés nacional como el “desarrollo en libertad .
En el campo nuclear, China ha presentado dos proyectos de construcción y financiación de usinas nucleares. Uno utilizaría la tecnología canadiense CANDU, ya existente en la central Embalse. Esta requiere de uranio natural y agua pesada para funcionar, lo que la Argentina puede producir. El otro ha sido una central Hualong One, con tecnología china, que requiere uranio enriquecido, que la Argentina no puede producir. Esta se entregaría “llave en mano , y sería construída por empresas chinas. La instalación de una central nuclear no puede ser justificada solamente en términos de la energía generada, sino que por la transferencia de tecnología que implica. Así, la mayor participación de científicos y empresas argentinas en la construcción de la central CANDU, hacen a esta opción más interesante, en adición a asegurar el suministro de uranio requerido.
En lo espacial, un caso conflictivo es la estación china instalada en Neuquén. La capacidad de la antena parabólica instalada convierten a esta base tanto en una base espacial --para controlar misiones espaciales--, como en una satelital. Esto le permite recoger informaciones útiles en caso de una confrontación militar en el espacio.
Como mencionamos, China ha desarrollado misiles antisatélites que pueden destruir satélites norteamericanos, y esta base podría contribuir a ese fin. La pregunta a formularse es si esto es una “línea roja para los EE.UU., que puede fácilmente destruir esa base, e involucrarnos en un enfrentamiento militar.
En telecomunicaciones, la Argentina debería replicar lo hecho en Europa, base de las empresas Nokia y Ericsson, e implementar estrictos protocolos de ciberseguridad, antes que ceder a las presiones internacionales para no utilizar equipamientos chinos. Estas se fundan en la posibiidad de empresas como Huawei, a tener acceso ilegal a datos, o a verse forzada a informar a su gobierno. Sin embargo, ante el avance chino en la plataforma G5, y ante sus precios competitivos en otras plataformas, el no usar equipamientos chinos tendría importantes costos económicos y en lo tecnológico.
Al abordar estos desafíos de carácter tecnológico y diplomático, hay que tener en cuenta lo dicho por el profesor Graham Allison, de la escuela de gobierno en Harvard: “Cuando un Estado falla en forma repetida en actuar a favor de lo que parece ser su verdadero interés nacional, frecuentemante se debe a que sus políticas reflejan compromisos entre los integrantes de sus gobiernos, más que una visión coherente .