La potencialidad del biogás en Argentina

Si bien la biodigestión comenzó a cobrar importancia a escala mundial desde hace más de 20 años, la tecnología de biogás no ha logrado todavía alcanzar un nivel de madurez suficiente, acorde a la potencialidad que la misma representa en nuestro país. Uno de los principales motivos es la desinformación para considerarla como una alternativa energética.

Con la tecnología del biogás podemos generar energía tanto eléctrica como térmica de una manera amigable con el medioambiente, permitiendo mitigar los efectos del cambio climático mundial, reducir la contaminación en los suelos y aguas, y produciendo un subproducto ecológico de gran valor agrícola por su poder fertilizante. 

Países como Italia y Alemania avanzaron en el desarrollo tecnológico del tratamiento de los residuos orgánicos, aprovechando al máximo el potencial de estos. En nuestra región, los que más han avanzado en la biodigestión son Colombia, Argentina y Brasil. 

En Argentina, contamos con una amplia diversidad de actividades asociadas a la actividad agrícola ganadera (criaderos, tambos, lácteas, frigoríficos, curtiembres, citrícolas, alimenticias, bebidas, entre otras), que producen una gran cantidad de residuos orgánicos que por varios años no fueron debidamente tratados.

De acuerdo con un relevamiento realizado en el año 2016 por el INTI, la Argentina contaba con 105 instalaciones de biogás en operación, de las cuales 53,1% pertenecen al sector privado, donde 85,3% implementaron la tecnología como sistema de tratamiento de efluentes o residuos, y solo un 6% fue implementado con fines energéticos. Por otro lado, un 37,5% de las instalaciones de biogás en operación pertenecen al sector público, de las cuales un 54,2% se construyeron como sistemas de tratamiento de efluentes cloacales y/o valorización de la fracción orgánica de residuos sólidos urbanos (FORSU).

Esta situación empezó a cambiar con la creación del programa RenovAr que representó un punto de inflexión para las energías renovables. Desde su creación han sido 40 los proyectos adjudicados en lo que respecta al biogás, de los cuales 3 se corresponden a la generación de energía, aprovechando aquel generado por los rellenos sanitarios, y 37 pertenecen a distintos tipos de aplicaciones tanto agrícolas como industriales. A partir de entonces, esta solución está siendo considerada por muchos potenciales usuarios independientemente del Plan.

Si bien el biogás representa hoy un aporte reducido en términos de MWh dentro del programa, es la única solución que cumple en forma complementaria la eliminación de pasivos ambientales.

Industrias como la frigorífica encontraron en la biodigestión de sus residuos líquidos y sólidos una solución integral en el aspecto medioambiental, logrando el interés en sus directivos que cambiaron el paradigma que sostenía que los residuos eran un costo, para hoy decir que son un recurso de gran valor. En la actualidad, la industria frigorífica sabe que en sus residuos tiene un combustible ideal para generar energía eléctrica y térmica.

Dentro del ámbito público se está evaluando la posibilidad del aprovechamiento del biogás como biometano para inyección a la red de gas de distintas localidades del interior que no tienen acceso al ramal troncal de gas natural, buscando de esta manera resolver la problemática medioambiental de los residuos urbanos y agrícolas, y los elevados costos que están asociados a la provisión de gas a sus pobladores. 

De todos modos, aún queda mucho por recorrer. Con la tecnología del biogás se podría disminuir gran parte de los gases de efecto invernadero, en la misma línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU para la atenuación del cambio climático y sus consecuencias. Según el Ministerio de Ambiente de la Nación, de acuerdo su último Inventario de Gases de Efecto Invernadero (con valores de hasta el año 2014), un 39,2 % de los mismos son provenientes de la agricultura y ganadería, un 4,5 % está asociado a procesos industriales, un 3,8 % al tratamiento y disposición de los residuos y efluentes y un 52,5 % corresponde a la generación y uso de energía de fuentes no renovables. 

Cabe destacar, además, que la implementación del biogás se traduciría en beneficios económicos. Desde el INTI afirman que Argentina "tiene potencial para reemplazar la importación de gas, lo que le permitiría ahorrar U$S 2.300 millones, el 28 % del déficit comercial".  

Desde sus inicios, la especie humana ha explotado los diversos recursos que la naturaleza ha puesto a su alcance. Los residuos que nuestra especie generaba no planteaban un problema significativo. Sin embargo, con el paso del tiempo, la sociedad comenzó a generar una imparable cantidad de residuos que aún hoy continúa creciendo. Esto provocó que nuestro planeta esté enfermo, sufriendo de una "fiebre" a la que llamamos calentamiento global, con "insuficiencia renal" ya que no alcanza para tratar las impurezas que le generamos a nuestros suelos, ríos y mares. Además de la problemática de la desertificación de los suelos. 

En la actualidad, se puede decir que podemos hacer las paces con nuestro planeta mediante la digestión anaeróbica de los residuos, aumentando la capacidad natural de tratamiento de los mismos, y brindándole biofertilizantes. En este sentido, avanzar en la implementación del biogás demuestra un compromiso ambiental, y constituye una gran oportunidad en nuestro país tanto para generar energía como para reducir la contaminación.

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