La pandemia pone en jaque a la privacidad

Una distopia, una sucesión de hechos relacionados…

Hecho 1: comienzo de la georeferenciación

Hace unos pocos años hablábamos de cómo los Smartphones estaban aumentando su participación en relación con la población total de celulares. Hoy hablar de Smartphones es directamente hablar de celulares con georeferenciación. ¿Qué es? Es la utilización de coordenadas que identifican exactamente la ubicación de ese celular, a través de su chip de GPS.

Cada app que instalamos en nuestro celular, nos pregunta si permitimos que acceda a estas coordenadas de ubicación. Hace un tiempo, la ubicación era esencial para sólo algunas aplicaciones como un Waze o Google Maps, o MercadoLibre por los puntos de entrega o cualquier aplicación de entrega de comida a domicilio.

El tema es que, esta necesidad de generar más valor desde la ubicación del usuario, se ha masificado a la mayoría de las apps que instalamos. Por consiguiente, se ha acelerado y consolidado la tendencia tecnológica de proveer información a partir de la propia ubicación, facilitando los “servicios de proximidad , ya sean cajeros automáticos, restaurantes, motos, etc.

Hecho 2: necesidad de detección temprana de síntomas de Covid-19

Ante el colapso de la capacidad hospitalaria para enfrentar el nuevo virus en países como China, Japón, Corea del Sur, EEUU, Italia, España, entre otros, emergen soluciones o apps, sobre todo en los países asiáticos, que permiten a potenciales afectados registrar sus síntomas.

En algunos casos, la misma aplicación recomienda al afectado acercarse al centro de salud más cercano para hacer un test oficial de Covid-19, y en otros casos, directamente, reportan a las autoridades de salud un probable caso positivo, el cual irá al Centro de Salud XXX a atenderse, pudiendo éste prever su disponibilidad de médicos/camas futuras de corto plazo.

Empresas privadas, ahora llamadas healthtechs, empiezan a desarrollar apps para enfrentar al virus, como si fueran armas. Al juego se suman los gigantes tecnológicos como Google y Apple que tienen el 99% del mercado de sistema operativos de celulares y otras en China como Alipay (de Alibaba) y Tencent, dueñas del comercio electrónico en Asia.

Hecho 3: pedidos de los gobiernos para que la app de “detección se masifique

Estas apps empiezan potencialmente a proveer más servicios como mapas de concentración de personas afectadas, proximidad de individuos sanos con afectados, velocidad de registración de síntomas, modelos predictivos basados en inteligencia artificial de demanda vs capacidad sanitaria en las zonas infectadas....

Todos estos servicios son viables técnicamente a partir de tecnologías de georeferenciación (para ubicación) y Bluetooth (para proximidad), y ahora reciben el espaldarazo de gobiernos.

Se suman a este Ecosistema de Salud, empresas de Telecomunicaciones, quienes técnicamente pueden hasta informar identidades (celular -> dueño), ahora permitidas legalmente por la Justicia, con el aval de los gobiernos.

Hecho 4: liberación de cuarentenas a nivel mundial

La presión económica general en cada país y las necesidades básicas de los segmentos más vulnerables de la población llevan a los gobiernos a liberar gradualmente las cuarentenas, aún no habiendo sido erradicado el virus, ni tampoco teniendo una vacuna debidamente probada y, en algunos casos, autorizada.

Estos gobiernos empiezan a permitir la circulación ciudadana a partir de la instalación “oficial de la aplicación elegida, inicialmente diseñada para informar centros de salud más cercanos o para autodiagnosticar el contagio del coronavirus.

Ahora informan ubicación del usuario y su día de salida, en línea con la autorización gubernamental de salidas en función a distintos criterios. Estos segmentan a la población, por ejemplo, a través de la terminación de sus documentos versus día de la semana, se delimitan círculos de georreferenciación como lugares permitidos para circular (área de fábrica/oficina, supermercado, domicilio), último día de autodiagnóstico reportado a autoridades sanitarias, días transcurridos desde último contacto con afectado, etc.

A través de medios masivos y redes sociales, se impone la idea que “para ser libres, debemos ser controlados y ubicables . El control ahora es “legal y necesario para nuestra salud . No salir con la app y proveer de la ubicación en tiempo real es ilegal…. Veamos el tablero, reflexionemos donde estamos, … ¡Jaque a la Privacidad! Sigamos…

Hecho 5: llegan las vacunas, se inmuniza a la población, pandemia erradicada, controles no liberados

Los gobiernos experimentan (algunos sólo viabilizan digitalmente algo que ya hacían en el pasado) el poder de los datos y sus múltiples usos, algunos políticamente redituables, como la detección de delincuentes perseguidos por la ley, o el control de personas violentas que se les ha prohibido acercarse a ex víctimas o con restricción permiteral.

Varias de las compañías privadas involucradas en el diseño y objetivo original se ven sorprendidas por el uso no pensado de los datos. Su control ya no es total, dado que han cedido parte del mismo a los gobiernos. También se dan cuenta que no han acordado fechas de expiración para la cooperación con los gobiernos, ni indicadores claros de terminación de servicios.

Al mismo tiempo, empleados de estas compañías se unen para decidir no apoyar más con su conocimiento en la evolución de las apps, dado que su uso actual es contrario a sus valores de libertad. Ante esta cartelización masiva de desarrolladores de empresas, los gobiernos se ven obligados de destinar recursos propios al mantenimiento y evolución de estas aplicaciones, abriendo empresas estatales, constituidas especialmente para estos fines.

Veamos nuevamente el tablero que esta historia nos presenta. ¡Jaque mate a la Privacidad!

Fin de esta historia distópica que está terminando en algunos para países y empezando en otros.

Como apasionado de la transformación digital que estamos viviendo, soy un convencido que la tecnología es la mejor vacuna contra el coronavirus hoy. Como líderes, sean de gobiernos o empresas, tenemos la responsabilidad de cuidar los más preciado que tenemos, nuestra libertad. Como les adelanté, la historia que les he contado es distópica. La distopía viene del griego dys, que significa “malo , y tópos, que puede traducirse como “lugar , o sea lugar malo. Justamente la distopía plantea este mundo potencial, o lugar malo, donde las contradicciones de los discursos ideológicos son llevadas a sus consecuencias más extremas.

La solución claramente no es no ayudar a desarrollarlas o difundirlas. O no descargar, como usuarios, estas aplicaciones que hoy nos ayudan. El tema es cuál es el residual que deseamos (y no deseamos) post pandemia, tanto como información para los gobiernos, para las empresas y para los mismos usuarios.

¿Cómo evitamos el residual no deseado? ¿Qué condiciones debemos plantear hoy para que los objetivos o propósitos no cambien? Diseñemos el futuro que queremos, hoy…

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