La oferta de bienes se va a recuperar, pero si habrá demanda es una incógnita

Las cifras disponibles hasta el presente demuestran que el inédito derrumbe que sufrió la economía en abril fue el piso de la caída. El desplome de 26% que registró el EMAE ese mes fue continuado por un retroceso de 20% en mayo. Según ese dato, conocido ayer, en términos corrientes la estadística marca una desaceleración, y en la medición sin estacionalidad se observa una mejora de 10% frente al mes anterior.

Abril fue, junto con la segunda quincena de marzo, el período en el que la cuarentena se aplicó con más dureza. Sin otra receta a mano, el Gobierno eligió priorizar la salud pública sin importar la dimensión del sacrificio que esta política implicaba para la economía.

Pero lo que muestra el EMAE es un brutal estrangulamiento de la oferta. Con excepción de las actividades que fueron definidas como esenciales, más de 70% de la actividad industrial había quedado paralizada. Por esa razón, de los 15 sectores que mide el Indec solo uno mostró en mayo crecimiento. Y los más castigados fueron hoteles y restaurantes (-74%), servicios personales (-72%) y construcción (-62%). El sector manufacturero cayó solo 25%, en parte por el dinamismo del sector alimentario.

Lo que llamó la atención de las estadísticas mensuales, es que mayo es uno de los meses en los que el agro hace su mayor aporte al PBI, por el inicio de la cosecha. Pero en esta ocasión, la variación que mostró fue una caída de 10,7%. Minería, en tanto, disminuyó 20% anual, mostrando también las dificultades que encontró para operar en las provincias.

Para el caso de la producción agrícola, lo que no ayudó fue la caída de la demanda global por efecto de la pandemia. Los precios de los commodities que produce la Argentina no sufrieron variaciones sustanciales, con lo cual la principal explicación de esta contracción estuvo centrada en la menor exportación a mercados tradicionales, como China. El segundo dato complementario es que en 2019 la cosecha fue récord (el campo se desquitó de la sequía), al punto que ayudó a revertir doce meses de caída consecutiva del EMAE.

El Gobierno se ilusiona de estar frente a una recuperación en V, lo que podría activar un rebote rápido de la actividad. Pero un renombrado consultor prefiere identificar esta curva como la V de Nike (en alusión al logo de la marca deportiva), lo que equivale a una tendencia mucho más lenta de lo que espera la Casa Rosada. Si el FMI pronostica una caída del PBI de casi 10% este año, los economistas saben que ese número –habitualmente más benigno- puede ser la base de su cálculo.

Lo que temen es tras el shock de oferta que hubo en abril y mayo, se haga sentir con renovada fuerza el shock de demanda, producido por la pérdida de ingresos de la población. La flexibilización del aislamiento en julio es una primera reacción a esa tendencia. Hasta ahora es solo una apuesta.

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