La inversión privada no inspira la misma fe en todos los argentinos

Las dos jornadas del Foro de Inversión y Negocios fueron una buena aproximación al modelo de organización económica que tiene en mente el gobierno de Mauricio Macri. El primer día tuvo un foco claro: la inserción internacional, con una importante participación de la inversión privada como componente movilizador del crecimiento y el empleo. El segundo día, la mirada se posó en lo institucional: el respeto a las reglas de juego y la independencia de los poderes se corporizó en un panel en donde estuvieron los presidentes de ambas cámaras legislativas, el titular de la Corte Suprema de Justicia y el jefe del Banco Central.

El objetivo de proyectar esa foto en el exterior estuvo cumplido. Muchos de los empresarios que escucharon hablar del cambio de rumbo de la Argentina en estos meses tomaron una primera decisión: venir a Buenos Aires a comprobarlo en persona. Al igual que una familia que decide mudarse de casa, los inversores vinieron a evaluar el barrio, el nivel de servicios que tiene y el costo de vivir en él, entre otros factores. La respuesta no será inmediata, porque en parte depende de que el Estado pavimenten algunas calles y se extienda el subte, por mantener el paralelismo. Voluntad oficial para avanzar en ese camino no falta: un empresario que conversó alternativas de inversión con el Presidente, expuso la necesidad de plantear ciertas cuestiones a una provincia, y media hora después de salir de la audiencia fue notificado de que le habían pactado una reunión con el mandatario del distrito en cuestión.

El Gobierno lo tiene claro. Los que todavía no se ven en esa foto son muchos de los argentinos que perdieron la fe en el sector privado. Para lograr eso hará falta mucho más que un foro de negocios.

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