La fragilidad institucional: el desafío de la democracia

La Fundación para la Paz realiza anualmente un Índice de Fragilidad Institucional (Fragile State Index -FSI-). Esta es la decimotercera edición del mismo y se realiza una evaluación de 178 países basada en doce indicadores sociales, económicos y políticos que cuantifican las presiones experimentadas por los países y, por lo tanto, su susceptibilidad a la inestabilidad.

La región latinoamericana muestra el empeoramiento de alguno de sus miembros. El primer caso a destacar es el de México, que ha sido un blanco constante en la campaña presidencial de los Estados Unidos que dio por ganador a Donald Trump y su promesa de “construcción de un muro . Además, el aumento en la violencia, que parece ser una constante regional.

Según el informe anual del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal (CCSPJP) de México, y sin tener en cuenta las ciudades en donde existen conflictos bélicos, 43 de las 50 urbes más violentas del mundo se encuentran en la región de Latinoamérica y el Caribe. En la región de América Latina y Caribe es donde reside el 8% de la población mundial pero, a la vez, es donde se concentran el 33% de los homicidios.

Lamentablemente, Venezuela es el único país que tiene 4 de sus ciudades entre las primeras 10, siendo Caracas la que encabeza el ranking con 130,35 homicidios por cada 100.000 habitantes. La ciudad mexicana de Acapulco obtiene la segunda posición con 113,24 homicidios y la tercera es la ciudad de San Pedro Sula en Honduras, con 112,09 homicidios por 100.000 habitantes.

Por otro lado, Brasil experimentó un año de inmensa confusión política durante 2016, cuando la presidenta Dilma Roussef fue acusada y removida de su cargo a través de la figura constitucional del juicio político. Brasil registró una tendencia de mejora hasta 2014, antes de girar en la dirección opuesta y mostrar una fuerte tendencia de empeoramiento en los últimos cuatro años.

La agitación política ha reflejado una crisis económica que se convirtió en un tema público ya que el estado de Río de Janeiro declaró el estado de emergencia financiera solo semanas antes de los Juegos Olímpicos, con más protestas en todo el país contra las políticas de austeridad puestas en marcha como respuesta a la crisis económica. Las crisis políticas siguen sumando capítulos con la candidatura de Lula a las elecciones presidenciales de este año. A pesar de las acusaciones –y condenas- que pesan sobre él, es el candidato con mayor intención de voto al día de hoy.

Capítulo aparte merecen los twits del jefe del Ejército. Los mismos fueron interpretados por gran parte de los medios de prensa brasileños y latinoamericanos (pero también europeos) como un llamado de atención: la pauta militar no es un capítulo cerrado de nuestra historia como creíamos.

El caso de Estados Unidos

Llama la atención la inclusión de los Estados Unidos entre los países que han empeorado su situación: de acuerdo al análisis de FSI, Estados Unidos ha registrado mejoras económicas a largo plazo y quizás de manera notable, con cobertura reciente, mejoras en indicadores políticos como Legitimidad del Estado, Servicios Públicos, Derechos Humanos y Refugiados.

Sin embargo, estas amplias mejoras se han visto severamente socavadas por los agudos aumentos en tres indicadores clave: agravio grupal, élites faccionalizadas y aparatos de seguridad. Fareed Zakaria advertía hace más de 20 años, en un ensayo en Foreign Affairs, que el problema distintivo que enfrentaba el mundo era la "democracia no liberal" (“illiberal democracy ): gobiernos elegidos que sistemáticamente abusan de su poder y restringen libertades. Posteriormente, el autor se preocupaba que Estados Unidos pudiera seguir este camino.

La mayoría de las personas descartó el peligro porque la democracia estadounidense, dijeron, era robusta, con instituciones fuertes que podían capear cualquier tormenta. La libertad de prensa, después de todo, está garantizada por la Primera Enmienda.

Hoy, Zakaria indica que, en algo más de un año en el cargo, Trump ya ha hecho daño. Además de denigrar a los medios de comunicación críticos y alabar a los amigos, ha amenazado con fortalecer las leyes contra la difamación, quitar las licencias de red e imponer impuestos al propietario de un periódico en particular. Su administración ha bloqueado la fusión de una organización noticiosa que considera parcial, al tiempo que facilita la fusión de una organización con una cobertura más favorable.

Una delgada similitud emparenta hoy a Latinoamérica con los Estados Unidos, la creciente debilidad institucional. Como el mismo Zakaria reflexiona, las instituciones son colecciones de reglas y normas acordadas por los seres humanos. Si los líderes las atacan, las denigran y abusan de ellas, se debilitarán y esto, a su vez, debilitará el carácter y la calidad de la democracia. Ni siquiera los Estados Unidos son inmunes a la decadencia democrática.

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