La crisis de Brasil exige colaboración y sobre todo prudencia de la Argentina

Aunque todas las miradas sobre el gobierno de Mauricio Macri están puestas en los desafíos internos de la economía real, la relación con Brasil es sin dudas el frente de tormenta externo más peligroso. La crisis política y económica que atraviesa el principal socio comercial de la Argentina exige abordar el vínculo bilateral con eficacia, con sabiduría pero por sobre todas las cosas con extrema prudencia.
Macri eligió mantenerse al margen de cualquier definición política que pueda herir la susceptibilidad de la dirigencia brasileña. El Gobierno sigue con atención los primeros movimientos del flamante presidente Michel Temer y se ha cuidado muy bien de calificar negativamente el juicio político que desalojó a Dilma Rousseff de la presidencia. La tentación de ciertos dirigentes argentinos de vincular el impeachment con un intento de golpe de estado dejó en ridículo al ex canciller Jorge Taiana, cuando una docena de legisladores representantes de Brasil en el Parlasur se retiraron de un encuentro en Montevideo por considerar que el áspero discurso del diplomático argentino era una intromisión inadmisible en los asuntos internos de su país.
Nuestro país tiene bastante con el riesgo que representa la crisis en Brasil. La caída del comercio bilateral impacta de lleno en nuestra balanza comercial, retrasa el crecimiento y complica las chances de generar nuevos empleos. Ese es el escenario del gran socio regional, que atraviesa un cuadro institucional delicado y escándalos con la corrupción como actor principal. Argentina debe estar cerca, ofrecerse en todo momento para el diálogo y colaborar para que nuestros vecinos puedan superar lomás rápido posible la misma enfermedad que sufrimos en el pasado reciente.

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