Italia: eppur si muove

En lenguaje barrial se puede decir que Italia la está ligando toda. Hay, en la península, una pobreza absoluta que equivale a casi el 8% de la población ,la que totaliza 60 millones de habitantes. Se trata de 1.600.000 familias.

En la Comunidad Europea, los técnicos duros entienden que financieramente Italia, la tercera potencia de la Unión Europea y la octava del mundo entero, será la sucesora de Grecia en el derrumbe. El terremoto produjo grandes pérdidas afectivas, económicas, de todo tipo. Es el principal país que se ocupa de los desesperados que atraviesan el Mediterráneo en barcazas viejas con la posibilidad cierta de morir ahogados. También existe la humanidad en algunas islas griegas.

Las frágiles embarcaciones las manejan las mafias libias. Tras el asesinato del dictador Khadafi, Libia es un país fragmentado, una especie de Archipiélago donde cada ciudad más o menos importante está dominada por religiosos, por traficantes, o por negociantes de cualquier producto, humano o material. Cobran cifras altísimas a los que quieren cruzar aunque se jueguen la vida. Italia ha recogido en pocos días a casi 7000 personas en aguas frente a Libia. Esa oleada humana es recibida con la caridad que les falta a sus socios continentales. El año pasado, antes que ganara el discurso de los opositores a la inmigración, ya habían arribado a Europa 2 millones de gente buscando mejor destino mientras a 200.000 se los devoró el mar.

En estas horas malas a Italia la está salvando el turismo. Las visitas se elevan a 47 millones por año. Es el tercer destino después de Francia y España. Históricamente a España la eligen los ingleses, que han comprado propiedades y se instalan ya en etapa jubilatoria en las proximidades del mar y bajo el sol. A Francia llegan de distintos países. Italia es la preferida de los alemanes y de los centro europeos, además de los latinoamericanos. No hay que olvidar que sus ciudades y su historia han sido comentadas y valoradas desde hace siglos, entre los escritores, los poetas y los músicos. La Cornisa Amalfitana fue el paraíso de Wagner.

Las playas cerca de Venecia fueron buscadas por los rusos ricos antes de la revolución de 1917. Aunque antes de ese acontecimiento impresionante muchos marxistas preferían a Italia para pensar o disfrutar. El historiador Eric Hobsbawn calculó en 20 millones de personas las que hacían turismo por Europa hacia 1880. Ezra Pound, poeta norteamericano de devoción quiso tanto a Italia que se volvió fascista y ofició de locutor en inglés en las radios mussolinianas contra los Aliados. Rescatado del ajusticiamiento por escritores estadounidenses fue internado en un manicomio de por vida.

Los gobiernos italianos, especialmente durante el amplio margen del régimen populista de Berlusconi mintieron a Bruselas y a otras instituciones burocráticas del viejo continente sobre sus cumplimientos financieros, los que se había comprometido a seguir desde 1991 con el acceso al Euro, tras el exigente tratado de Maastricht que no tomó en cuenta la diversidad y la complejidad que encerraba cada uno de los 19 países países que se incorporaron . La crisis del 2008 y del 2010 les pegó en la mándibula a los integrantes europeos que bordean el Mediterráneo. Todos tuvieron responsabilidad en el desastre: los bancos (en especial los alemanes), los políticos, los gobiernos y los políticos ocultadores.

El Nobel Joseph Stiglitz ha declarado a esa amplia región donde se usa la misma moneda como defectuosa, desde su nacimiento. Además pronosticó que entre las soluciones figuran que los adheridos al euro deban volver a sus monedas originarias o crear otra moneda única sin tantas instituciones que la controlen.Y poniéndole límites a Alemania que se considera a sí misma como la voz decisiva de saber cómo hacer las cuentas.

En los últimos meses apareció un gran temor por Italia. Después del Brexit es el principal tema de los diálogos. No tiene crecimiento, más que Francia que estaba a la par y es el segundo país más endeudado de Europa ( 13,2 por ciento del PBI) después de Grecia. Todos ponen sus ojos en la responsabilidad de sus bancos que evidencian créditos morosos por 360.000 millones de euros, un tercio del total de la Unión Europea. La cuestión se empeora con la debilidad del gobierno de Matteo Renzi y con los deseos manifiestos de Silvio Berlusconi de volver al trono.

Agregando el eterno furor por la independencia del norte del país. Si Renzi se decidiera a actuar por su cuenta dándole su espalda al resto de Europa, inyectando fuerza y ayuda a la banca con fondos estatales necesitaría más de 40.000 millones de euros. Pare que no los tiene. Y nadie tienen voluntad de prestárselo. Pese a todo, el centro de los insultos es Bruselas. La mayoría de los políticos italianos tienen en sus plataformas criterios anti Unión Europea. Funcionarios ministeriales han asegurado que envidian a Grecia pero quieren parecerse a ella por sus deseos de dejar atrás la Eurozona.

Pese a todas las tormentas Renzi, Francois Hollande y Angela Merkel se reunieron el 23 de agosto pasado en el barco italiano Garibaldi para crear una estrategia común ante el Brexit. En las fotos los tres sonríen con optimismo. ¿Se habrán ocupado del tema que se comunicó a la prensa o al otro tan importante como es la crisis italiana?

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