Inflación, cepo y credibilidad

Si se miran las expectativas de inflación relevadas por el Banco Central para los próximos 12 meses nos vamos a encontrar con una inflación esperada de 52% de aquí a un año. Eso implica que los economistas estamos esperando una aceleración de la inflación. Esta aceleración de la inflación qué se espera está vinculada a la emisión monetaria que no tiene como contrapartida un aumento de la demanda de dinero.

Otros países han podido emitir dinero durante la pandemia sin que eso genere una mayor expectativa de inflación de bienes. Eso se debe a la credibilidad que tienen las instituciones monetarias en dichos países que hace que la gente confíe en que si la inflación empieza a ser un problema, el Banco Central podrá resolverlo. En Argentina por el contrario, existe la inflación reprimida, vía congelamiento de precios, cepo cambiario y otros. Ello genera el efecto opuesto al de la credibilidad, porque implica que los precios podrían saltar en cualquier momento.

De hecho, un estudio realizado por la Universidad Argentina de la empresa (UADE), estima que en las condiciones actuales, en la medida en que salgamos de la cuarentena con la economía funcionando normalmente y el dinero circulando como lo hizo en los dos últimos años, el exceso de oferta monetaria podría provocar 11 puntos más de inflación. Sin contar con la emisión monetaria futura.

Esta inflación reprimida podría ser mayor si se eliminara el cepo cambiario. En efecto, el cepo cambiario mantiene el dólar artificialmente bajo y forzando a la población sostener una cantidad de pesos mayor a la que querría tener en condiciones normales. Si se libera el cepo, muchos de esos pesos irían a comprar divisas, lo que provocaría una suba del dólar y de la inflación. Por ello, también el cepo implica un mecanismo de represión inflacionaria que podría ser de hasta 35%, según la UADE.

Pero no sólo eso, en el largo plazo existe un problema aún mayor: el balance del Banco Central (BCRA). Desde hace ya varios años la entidad monetaria ha estado utilizando instrumentos como las Lebacs, Leliqs y Pases para esterilizar la emisión monetaria. Estos instrumentos representan deudas del Banco Central qué en el fondo son una promesa de emisión monetaria. Incluso se puede considerar como "emisión monetaria pospuesta".

En la actualidad entre el Leliqs y pases el Banco Central tiene un pasivo de casi 2,6 billones de pesos, lo cual es superior a la base monetaria que en la actualidad es de: 2,4 millones. Si el Banco Central tuviera qué emitir pesos para pagar toda esa deuda probablemente la inflación podría llegar al 200%. Ello también podría interpretarse como inflación reprimida. Estos pasivos implican pagar intereses por parte del Banco Central y para ello el Banco Central deberá emitir más pesos esto es lo que se llama déficit cuasi-fiscal y que limita enormemente la capacidad de la entidad monetaria para reducir la inflación.

En estas condiciones, la emisión monetaria que se vio obligado a hacer el Gobierno argentino para financiar los gastos durante la pandemia tiende a reforzar las expectativas inflacionarias y devaluatorias. Ello explica porque e la brecha cambiaria con respecto al tipo de cambio paralelo hoy, supera el 70%. O sea, para el libre mercado el dólar debería ser más caro de lo que es actualmente en Argentina. Eso no significa necesariamente que el tipo de cambio atrasado, de hecho, si se toma el tipo de cambio real histórico respecto a Estados Unidos el dólar oficial se encuentra dentro del promedio histórico.

Lo que la brecha cambiaria refleja, es que la cantidad de pesos ha crecido mucho (67% en los últimos 12 meses) mientras que la generación de divisas no y de hecho viene cayendo.

Entonces nos encontramos con que cada vez hay más pesos, pero la economía genera menos dólares y menos bienes. Todo ello implica que el mercado anticipa una caída de valor en el peso que hoy se ve reflejado en esta brecha del tipo de cambio.

Lo cierto es que la situación monetaria Argentina es muy endeble. En la actualidad parece difícil que se logre evitar un aumento de la inflación. Para hacerlo se requiere generar confianza en la moneda y en las instituciones monetarias, pero instrumentos como el cepo cambiario, los controles de precios sin que se conozca un programa económico, ni un camino a seguir justamente generan lo contrario.

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