Infantino, el piloto de tormentas de la FIFA

"Quiero ser el presidente de todos ustedes, de las 209 naciones. Quiero trabajar junto a todos ustedes y construir una nueva era en la que podamos poner al fútbol en el centro. Vamos a restaurar la imagen", dijo emocionado, el suizo de origen italiano, Gianni Infantino (45). El noveno presidente de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), triunfó en la elección del viernes pasado en Zürich ante el XI Congreso Extraordinario, donde obtuvo 115 votos contra los 88 del jeque de Bahrein, Salman bin Ebrahim Al Khalifa, en una segunda votación. Abogado, profesor y secretario general de la UEFA, entidad rectora del fútbol europeo desde octubre de 2009, completará el mandato trunco del dimitente Joseph Blatter hasta 2019. Entre la reformas aprobadas por la FIFA, en la previa de la elección, merecen citarse: 1) La división de las funciones políticas de las de gestión comercial. 2) Límite de 4 años a los mandatos, con un máximo de 12 años, consecutivos o no. 3) Creación de consejo de 36 miembros, que reemplaza al comité ejecutivo (24), y que será el encargado de dictar las políticas y estrategias del fútbol global. 4) Integrar a seis mujeres al nuevo órgano, elegidas por cada una de las confederaciones. 5) Publicar las retribuciones de los dirigentes. 6) Someter las cuentas y los balances a comités de auditoría y de cumplimiento independientes. 7) Someter a los candidatos al nuevo consejo a comprobaciones de elegibilidad e integridad ante una comisión de revisión independiente. Los actuales integrantes del comité ejecutivo pasan a engrosar el consejo hasta la finalización de sus mandatos. Entre otras medidas, Infantino propuso para esta nueva etapa: 1) Distribuir el 50% de los beneficios de la FIFA a las federaciones nacionales, unos u$s 5 millones para el desarrollo del fútbol en un período de cuatro años. 2) Distribuir u$s 40 millones a cada una de las seis confederaciones regionales. 3) Elevar de 32 a 40 el número de países de la fase final de la Copa del Mundo. 4) Analizar la organización de una Copa del Mundo regional, no sólo en uno o dos países. 5) Destinar u$s 1200 millones al desarrollo del fútbol a nivel mundial. "Si no hacemos algo para restaurar la imagen de la FIFA y su reputación, además de incrementar el desarrollo del fútbol en el mundo, no veo un futuro para la FIFA" declaró Infantino a la BBC de Londres. En la visión global, Infantino parece seguir los pasos del brasileño Joao Havelange (1974-1998), colocando la mira en aumentar la participación de equipos en los mundiales, tal como aconteciera en el Mundial de 1982 (España), se elevó de 16 a 24 selecciones y en el Mundial de Francia (1998), de 24 a 32. El ex dirigente brasileño fue destituido como presidente honorario tras las acusaciones de sobornos sobre él y su ex yerno, Ricardo Teixeira. El flamante presidente fue el impulsor del aumento de selecciones en la Eurocopa 2016 (de 16 a 24). Los campeonatos mundiales cada cuatro años concitan cada vez una mayor audiencia, con cifras totales de más de 3200 millones de televidentes en todo el planeta. De ahí, que la idea central sea incrementar la participación de países y con ello, obtener mayores ingresos por vía del desarrollo de nuevos negocios. Sin embargo, la magnitud del desafío de esta hora fue sintetizado por Loretta Lynch: "Nos comprometimos a terminar la corrupción rampante que describimos en la administración de la conducción del fútbol. El esquema de corrupción está en funcionamiento hace 24 años, con el objetivo de enriquecer personalmente a los dirigentes, habiendo participado dos generaciones". Lynch, la primera mujer de origen afroamericano en ocupar el cargo de Fiscal General en EE.UU., es quien lleva adelante las investigaciones en Nueva York donde están procesados 41 de los máximos dirigentes de diversas confederaciones y de la FIFA. Desde este lado del Atlántico, la victoria de Infantino deparó efusivas manifestaciones de beneplácito, (además porque habla un casi perfecto español). En tanto, poco se conoce sobre el esperable plan de reformas a emprender por la Confederación Sudamericana (Conmebol), uno de los epicentros del escandaloso FIFAGate. Carlos Pellegrini (1846-1906), ex presidente argentino, pasó a la historia por sus dotes políticas, con el mote de Piloto de Tormentas. Tras descalabros económicos y denuncias de corrupción, Pellegrini asumió la presidencia por renuncia de Juárez Celman (1890-1892), dictando una serie de medidas de austeridad para pilotear la crisis y evitar el caos. Hoy se espera que Infantino, con templanza y sabiduría, pueda conducir a la gran nave a un puerto seguro al hilo de la ejemplaridad contra el fraude y la corrupción.
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