Firmeza con el dólar y diálogo, dos herramientas para recuperar margen

A decir verdad, Hernán Lacunza no mostró muchas cartas nuevas en su primer día como ministro de Hacienda. Lo que hizo fue transparentar los problemas y las prioridades con otro tono, y aportó información que ayudó a descomprimir los temores más radicales de los inversores, como ser que el acuerdo con el FMI estaba en riesgo por las medidas adoptadas la semana previa a su asunción. No se trató, sin embargo, de una nueva dosis de "más de lo mismo". El funcionario hizo valer su costado más político, y en sintonía con el pedido que le hizo Mauricio Macri, abrió rondas de diálogo para descomprimir algunos frentes de conflicto potencial.

Aunque el día empezó con expectativa de algún anuncio, los voceros económicos del Ejecutivo ya habían advertido la noche anterior que no queda mucho margen fiscal. La buena noticia es que el costo de las medidas ya anunciadas es solo $ 5000 millones superior a la recaudación incremental proyectada (empujada por la inflación y el impacto de la devaluación en las retenciones), con lo cual no provocaría un incumplimiento de la meta de déficit cero. El ministro aclaró que tomó contacto con el Fondo, cuyos técnicos arribarán en breve a examinar el nuevo escenario. La mala noticia es que si el ala política del Gobierno esperaba contar con alguna munición extra para la campaña (como un bono para los jubilados), no habrá margen de instrumentarla a menos que aparezcan recursos extras.

Con las planillas fiscales y el anuncio de que iba a dialogar con los economistas de todos los candidatos opositores, creó un clima de menor riesgo para los activos argentinos, que se notó en un descenso del riesgo país. El otro factor que ayudó fue que el equilibrio fiscal dejó de ser la piedra basal de la política económica. Lacunza reveló que el Presidente le pidió velar por la estabilidad del tipo de cambio, por su impacto en los precios y en el nivel de pobreza. Guido Sandleris, que habló antes de la apertura del mercado, también remarcó que el dólar ya había alcanzado un nivel más que competitivo y que apelarían a todos los instrumentos disponibles para mantenerlo estable.

El mercado entendió el mensaje: el Gobierno pondrá a prueba a los operadores para encontrar el nuevo piso real, más cercano a los $ 55. El Central no tenía muchas chances de defender el lunes el dólar de $ 46, sobre todo después de que Alberto Fernández sentenció que estaba demasiado atrasado. Pero si puede hacerlo oscilar (en lo posible, algo más bajo que el precio de ayer), sabe que todo el margen que recupere se lo restará a la inflación de agosto. Si los exportadores le creen al ministro, entonces aparecerá algo de oferta privada y el BCRA descansará un poco. A Lacunza por lo menos le servirá para ver donde está parado y respirar.

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