Explotación petrolera y medio ambiente: Vaca Muerta requiere máxima prevención

La provincia de Neuquén ha atravesado numerosas dificultades y bonanzas debido a la producción de petróleo, una de sus tres grandes columnas vertebrales económicas.

Es una provincia que se ha caracterizado por la excelencia en la planificación de largo plazo y es así que en los años 60 creó el Consejo para el Desarrollo (Copade), una institución señera, de gran prestigio y con profesionales altamente calificados que pudieron elaborar y mantener políticas de Estado aún cuando en el país éstas eran casi imposibles de cristalizar. La Provincia lo logró.

En 1998 el Copade nuevamente fue un actor central en la elaboración del Programa Neuquén 2020, que trazó horizontes de una matriz de desarrollo de corto, mediano y largo plazo, diversificada con tres pilares fundamentales: el desarrollo agroindustrial, el turismo y la producción energética (petróleo). Green Cross participó activamente junto al Copade en la elaboración de este programa y para ello convocamos nuestros más calificados expertos nacionales e internacionales.

Se discutió mucho, se profundizó en la cuestión ambiental y se evaluó la performance de la actividad petrolera en la provincia. Se analizaron los pasivos y la necesidad de generar normas, controles y permanente seguimiento a los emprendimientos para que esta actividad, contaminante y con un futuro de ser reemplazada en un mediano plazo, dejara lo mejor posible su campo de acción hasta que, finalmente, las energías limpias ganen el terreno en cuanto a disponibilidad y accesibilidad. Es una transición necesaria, que alentamos, recomendamos muy fuertemente. Es necesaria, pero también es imprescindible que haya un periodo de coexistencia hasta que la matriz energética pueda estar conformada por energías limpias y esto sea sustentable por cada país. En aquel momento se estudiaron los distintos emprendimientos y sólo una explotación tenía parámetros de alta sustentabilidad.

En la actualidad Neuquén tiene una responsabilidad enorme para con el país y para con sus propios habitantes.

Por un lado, tiene que seguir controlando y mejorando las prácticas de las petroleras, para evitar las contaminaciones tanto de los acuíferos en las perforaciones como de la tierra alrededor de cada pozo de explotación convencional. Estas contaminaciones de pequeños o mayores derrames finalmente se infiltran y terminan en los acuíferos también o, en su defecto, si la remediación posterior se hiciere bien, insumen costos altísimos que finalmente paga toda la sociedad y el medio ambiente. Esto no es aceptable y hoy Neuquén tiene disposiciones modernas que minimizan estos riesgos. Hay que poner los ojos en las empresas para que cumplan con las normas.

El otro gran desafío que tiene la provincia es que ha asumido la explotación del petróleo no convencional, explotación que conlleva aún más riesgos ambientales y frente a la cual no nos podemos distraer en cuanto al cumplimiento más amplio, transparente y efectivo de los cuidados ambientales conforme a las normas existentes (la provincia ha adoptado la mayoría de la normativa EPA de Estados Unidos) y a que exista una participación formada e informada de ONGs y universidades de alto prestigio e intachables, capaces de verificar que las mejores prácticas posibles se están cumpliendo en la provincia. Tomamos como un hecho que existe una política de Estado en cuánto al desarrollo petrolero de la provincia; tratemos de poner foco en la prevención de los numerosos impactos en agua, aire y tierra.

Por todos los desafíos que implica la transición energética actual y la obligación de convivir con una matriz energética mixta, Green Cross está haciendo un estudio detallado comparativo de las mejores prácticas ambientales en el upstream, de manera tal que las provincias petroleras puedan recibir el informe como un insumo para disminuir los impactos de la explotación a este nivel.

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