Estabilización transitoria y el retorno de la inflación

Un error habitual, cuando hablamos de inflación, por parte de una buena parte de la profesión, consiste en encarar la discusión desde el punto de vista del equilibrio parcial. Bajo esta mirada el fenómeno inflacionario comienza a ser analizado a partir de la evolución de los precios de los bienes que componen el índice de precios.

Bajo esta mirada podemos escuchar frases que aseguran que la inflación subirá o bajará por la mayor o menor influencia del precio de las commodities o por cambios estacionales en la comercialización de productos y servicios.

Si bien es útil desde el punto de vista microeconómico saber la velocidad con la que los distintos mercados reaccionan frente a la desvalorización del dinero, resulta irrelevante para la macroeconomía.

El fenómeno inflacionario debe analizarse desde la perspectiva del equilibrio general y allí lo que suceda en cada mercado en particular resulta irrelevante para comprender la dinámica de la evolución de los precios.

La situación actual, en materia de precios dista de mostrar una mejora permanente en la evolución de la tasa de inflación, pese a que en los últimos dos meses la variación del IPC parece haberse desacelerado.

Para comprender la dinámica de la inflación actual y futura debemos entender cuál fue la estrategia de estabilización elegida por el gobierno a partir de octubre de 2018.

El Plan de estabilización que llamaremos Sandleris I consistió en un ejercicio de estabilización basado en dos pilares. Un tipo de cambio flexible en la Zona de no Intervención (ZNI) con un control de la base monetaria, no así de la expansión de otros pasivos monetarios (Leliqs) y una regla en la Zona de Intervención (Zi) donde el techo de la banda se depreciaría mediante una tabla devaluación pautada y perfectamente anticipada decreciente desde 3% mensual hasta llegar a cero en abril.

La literatura de planes de estabilización determina que el punto crucial, para que este tipo de programas, pueda dominar en forma permanente a la tasa de inflación, se apoya en la credibilidad del ejercicio. Entendiendo por credibilidad, la consistencia y sostenibilidad de las políticas en el tiempo (1) (Calvo-Vegh, 1999).

De haber sido creíble el tipo de estabilización deberíamos haber observado lo siguiente:

  • Una caída a permanente en la tasa de interés, convergiendo a la tasa de devaluación pautada, ajustada por riesgo.
  • Desaceleración permanente de la tasa de inflación tanto a nivel de precios al consumidor (principalmente no transables) como a nivel mayorista (primordialmente transables).
  • Recuperación del nivel de consumo y salida de la recesión sin afectar el signo de la cuenta corriente (2) (Lahiri, 2000).

Sin embargo, desde el inicio del plan de estabilización diversos elementos determinaban que el stock de credibilidad no sería suficiente para poder estabilizar a los precios en forma permanente (3) (Baxter 1992).

Entre los elementos que restan credibilidad podemos citar:

  • Bajo nivel de Reservas de Libre disponibilidad para poder abastecer una eventual caída en la demanda de dinero. Al inicio del Plan Sandleris, fin de septiembre de 2018, el stock de reservas (utilizando la metodología propuesta por Carlos Rodríguez), alcanzaba los 16.063 millones en tanto qué hacia la primera semana de junio de este año, se habían perdido casi 3000 millones de reservas.
  • La dinámica de expansión de stocks de Leliqs, crecieron 148% desde el inicio del Plan.
  • Aumento de la fragilidad del sistema financiero mediante, un ratio mayor entre Leliqs/Depósitos privados a plazo. Al inicio del Plan Sandleris dicho ratio representaba el 62% de los depósitos en tanto que para la primera semana de junio alcanzó el 92% de los depósitos a plazo del sector privado.
  • Aumento de la fragilidad del sistema financiero por circularA6661 que eleva la posición neta diaria de Leliqs hasta el 100% del promedio mensual de saldos diarios del total de depósitos en pesos, entre otras cosas.

En el caso de planes no creíbles, la literatura es nuevamente contundente y deja en evidencia que la estabilización adquiere características transitorias. Esto puede apreciarse analizando la trayectoria temporal de la tasa de inflación y tasa de interés en forma de “U .

Hacia fines de abril de este año, una modificación del plan de estabilización que llamaremos Sandleris II estableció aumentar la discrecionalidad en la venta de dólares “aún si el tipo de cambio se ubicara por debajo de $ 51,448, cuyo monto y frecuencia dependerán de la dinámica del mercado en tanto que se ampliaba el poder de fuego del BCRA si el tipo de cambio se ubicara por encima del borde la banda.

Estas medidas monetarias de corto plazo permiten iniciar un nuevo ciclo de estabilización transitoria de menor duración que las anteriores al insistir en la estructura del plan anterior. Es por ello que la inflación de mayo torció la escalada inflacionaria observada hasta marzo. 

En realidad, nada ha cambiado, la segunda fase del plan Sandleris tendrá un efecto estabilizador más corto y en breve estaremos observando un rebrote inflacionario. En muchos casos la persistencia en la utilización de instrumentos de estabilización, carentes de credibilidad, implican que la inflación de estado estacionario termine siendo mayor a la inflación observada antes de estabilizar.

No quedan dudas que la estrategia de estabilización, elegida por el Banco Central, apunta a un objetivo de corto plazo, que es llegar a las elecciones con un sendero de inflación a la baja. La evidencia empírica nos muestra que este tipo de planes terminan siendo costosos en términos de bienestar y con una tasa de inflación mayor que la precedente.

El próximo gobierno, sea del signo político que sea, deberá afrontar un severo problema monetario donde el Banco Central carecerá de la reputación necesaria para poder estabilizar sin costos de empleo.

 

1) Calvo Guillermo, Vegh Carlos, 1999. Inflation Stabilization and BOP crises in developing countries. Taylor & Woodford, Handbook of Macroeconomics, vol. c: North Holland

2) Lahiri Amartya, 2000. Disinflation programs under policy uncertainty. Journal of International Economics, 50

3) Baxter Marianne, 1985. The role of expectations in stabilization Policy. Journal of Monetary Economics, 15

 

 

 

 

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