¿Es posible o no reactivar más rápido la economía argentina?

Según proyecciones del Fondo Monetario Internacional, el PIB caería en 2019 en la Argentina un 1,7% (por efecto de arrastre negativo del 2018), y crecería, en el año 2020 un 2,7%, en 2021 un 3,1%, y en 2022 un 3,4%.

Ello surge de los modelos que maneja el Fondo, consistentes con sus previsiones de políticas fiscales y monetarias contractivas (aunque menos contractivas que en 2019).

Según el mismo FMI, en el año 2021 llegaríamos a un Resultado Fiscal Primario (RFP) positivo de 1,1% del PIB, un Resultado Fiscal Total (RFT) negativo del 2,3% del PIB, con una inflación del 9%.

Podríamos preguntarnos, sin abjurar de los objetivos a llegar en el año 2021 en materia fiscal e inflacionaria, si sería posible que la economía creciera más rápido, o si se prefiere la terminología, si luego de años de estancamiento, podría haber una "reactivación" más rápida.

Para ello, un primer punto a considerar sería saber si existen realmente recursos ociosos productivos en la economía. Tomemos por caso, por su importancia (y por disponibilidad de datos), la situación industrial.

En el gráfico que ilustra la nota se muestran índices de producción industrial (IPI FIEL) y de utilización de la capacidad instalada (UCI Indec), para varios años que considero relevantes.

En diciembre de 2007, antes de que las políticas fiscales y monetarias desbarrancaran completamente, el IPI muestra un valor de 160 y el UCI un valor del 75%. Luego de años de altas y bajas recurrentes, con picos "no sustentables" durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (por la magnitud de los desequilibrios existentes), en diciembre de 2017, durante el gobierno de Mauricio Macri se pudo volver a alcanzar cifras cercanas en IPI (156), pero con menor UCI (64%). Luego vino la caída del 2018, y diciembre terminó con valores del IPI de 148 y UCI de 57%. Para diciembre de 2019, estimamos en la Consultora que dirijo, valores del orden del 152 para el IPI y del 59% para el UCI.

Estimamos también, que con "adecuados" estímulos, siempre bajo las restricciones generales antes comentadas (objetivos fiscales e inflacionarios para el año 2021), el IPI podría crecer, durante 2020, más de un 10% (y la UCI casi 20%). Considerando otros sectores, el PIB podría crecer más entre 4 y 5%, en lugar del 2,7% pronosticado por el Fondo Monetario Internacional.

Este es el tipo de reactivación que podría lograrse, y nuevamente, sin resignar objetivos fiscales e inflacionarios, en nuestra estimación, para 2021.

He hablado de "estímulos adecuados". ¿Cuáles podrían ser estos?

A mi modo de ver, no pudiendo ser estímulos salariales (para no acelerar espiral salarios-precios-dólar, o no provocar atraso cambiario nuevamente), ni fiscales (muy acotados dada la necesidad de reducir sistemáticamente el déficit), deberían ser estímulos crediticios.

Hace unos días, el gobierno de Cambiemos lanzó un programa de estímulo crediticio (subsidios de tasas a Pymes) por $ 80.000 millones (otros u$s 20.000 millones en dólares). Esto representa aproximadamente el 5% de todo el crédito al sector privado en pesos. Es algo, pero no es mucho. Con un inconveniente muy relevante: dado que la tasa básica (Leliq) es muy superior (50%) a la tasa del programa (aproximadamente 27%), el grueso del subsidio lo terminarán pagando otros tomadores de crédito, lo cual hace que el efecto "macro" de la medida seguramente termine siendo muy bajo.

Distinto sería si, por ejemplo, se extendiera esa misma tasa (p.ej.27% en promedio) a todo el crédito, es decir, no al 5% sino al 100%. Ahí sí, habría efecto muy amplio. Pero para que no sea subsidiado por el resto, la tasa Leliq debería caer "como un piano", digamos para simplificar, a ese mismo 27%.

Y he aquí el problema.

Para bajar tanto la tasa Leliq sin provocar una estampida del dólar, no hay más remedio que modificar las políticas monetarias y cambiarias acordadas con el Fondo Monetario Internacional.

Hay distintos arreglos monetarios-cambiarios posibles, pero en esencia, el esquema debería conducir a un tipo de cambio real relativamente alto (el actual o mayor), y tasas de interés sustancialmente más bajas (en las condiciones actuales del orden del 30% y no del 50%). Para ello debe dejarse de lado la idea de esquemas de "libre flotación". Sea con esquemas de dólar indexado (tipo "tablita" como ahora, o indexando dólar por tipo de cambio real multilateral, o de monedas emergentes, etcétera), o con esquemas no reglados de "flotación administrada", el Banco Central de la República Argentina debiera poder establecer techos creíbles de dólar, en base a ventas masivas de dólares si fuese necesario (vía un Fondo de Estabilización Cambiaria, p.ej. de unos u$s 20.000 millones en base a las condiciones actuales). La herramienta cambiaria debería usarse mucho más y la política monetaria podría ser sólo "moderadamente contractiva", no como ahora, que es "altamente contractiva". Puede haber tresanclas nominales (base monetaria, tipo de cambio, salarios públicos) en lugar de una sola (base monetaria).

La cuestión, es que es posible convivir con tasas mucho más bajas sin que ello signifique un descalabro cambiario-inflacionario. Pero el paradigma del Fondo Monetario, de la "libre flotación" debiera dejarse de lado, al menos hasta que la Argentina pudiera exhibir superávit fiscal total, y tasas de inflación del orden del 5% anual.

 

Conclusiones

 

Se podría poner en marcha un programa de reactivación económica que traería beneficios para todos los argentinos, sin abjurar de los objetivos de saneamiento fiscal e inflacionario que se han acordado con el Fondo, y que incluso podrían profundizarse.

Pero se requiere que el gobierno argentino logre modificar las políticas monetarias y cambiarias acordadas con el FMI. Dado que los instrumentos monetarios y cambiarios no son un fin en sí mismos, sino son sólo eso, instrumentos, debería lograrse apoyo interno y externo para estos cambios. No sería fácil, dada la ideología tan pro-flotación reinante en estos tiempos en el Fondo Monetario. Pero un nuevo gobierno, sea de Cambiemos o de la llamada Alternativa Federal, sería muy conveniente acometiera con suficiente firmeza tal negociación. El 2020 presenta un timing adecuado para esta renegociación. Por el hecho de que se inicia un nuevo gobierno, y dato no menor, porque ya el grueso de los desembolsos del FMI habría sido hecho, lo cual debiera mejorar objetivamente las capacidades de negociación de nuestro país.

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