'Entrepreneurship' y negocios, el otro legado de la Bestia

Bruce Dickinson, el vocalista de Iron Maiden, es uno de los emprendedores más célebres de la historia del Rock.

Mañana, el riff de Adrian Smith sonará en la oscuridad de Vélez. Se encenderán los reflectores. Y, entonces, Bruce Dickinson emergerá hecho una furia. Un demonio que correrá el escenario, de un lado a otro, una y otra vez. Arengará con sus brazos a las miles de almas que, ritualmente vestidas de negro, esperarán, extáticas, el salmo litúrgico de su sumo sacerdote. "Screeam for mee, Buenos Aires...", rugirá. "¡Screeeaaammm forrrrr meee....!".

Iron Maiden volvió a la Argentina. Como desde 1992, motivo por el cual, hoy, la Cámara de Diputados los declarará "visitantes de honor", en el Salón de los Pasos Perdidos. Quizás lo sepan; muy probablemente, no: en ese momento, nuestros representantes condecorarán a uno de los entrepreneurs más célebres de la historia del Rock.

Vocalista de Maiden desde 1981, cuando grabó "The Number of the Beast", la voz de Dickinson -un tenor, según los entendidos- lo agigantó hasta convertirlo, pese a su 1,68 de estatura, en uno de los Dioses del Metal. Pero, así como se uniforma en una chaqueta roja y hace flamear la Union Jack para contar la desventura del trooper que, al Servicio de Su Majestad, marcha al frente de los cañones rusos en la Guerra de Crimea, él se animó inyectarle fondos -unos u$s 27 millones, hasta el año pasado- a Cardiff Aviation, una pequeña empresa de servicios aeronáuticos del Sur de Gales para sacarla de la quiebra y reconvertirla en, como él bautizó a su modelo de negocios, "una aerolínea en una caja".

"¿Puedo jugar con la locura?", se pregunta el hechicero frente a la bola de cristal. En cambio, él resolvió que cuestionar lo establecido, buscar siempre una opción, sea el secreto de la vigencia de la banda, una doncella de más de cuatro décadas, en la competitiva industria musical.

"Seré directo: odio a los clientes", sorprendió hace tres años, cuando visitó Buenos Aires como speaker en un evento de entrepreneurship. "El cliente, siempre, tiene una opción. Por definición, es alguien que se terminará yendo", explicó. Él prefiere tener "fans". "Cada vez que uno diseña un producto, un servicio, siempre, del otro lado, habrá una persona. Una relación real", justificó. Con el fan, agregó, se construye un vínculo.

Componer música es lo que mantiene viva esa relación. "Si no, terminarás siendo una banda de karaoke. Y eso es lo que las discográficas no entienden. Lo que pasó en la industria fue claro: los fans, todavía, lo son de las bandas y eran clientes de las discográficas. Y, como clientes, se fueron de ellas".

Una de las razones por las que Maiden sigue en la ruta. O en el aire, mejor dicho. "A una aerolínea, un avión parado en invierno le cuesta u$s 500.000 por mes. Entonces, organizamos la gira siempre en verano y le alquilamos una nave a alguna aerolínea del otro hemisferio", develó el comandante (piloto matriculado desde 1991) del "Ed Force One", el avión ploteado que los traslada.

Además de los 100 millones de discos que vendió Maiden desde su nacimiento, en 1975, "Eddie", su cadavérica mascota, ilustró cervezas -cobranding con Robinson, cervecería británica fundada en 1838- y una edición especial de relojes (obviamente, de 666 unidades). Y estelariza una app-game gratuita, "Legacy of the Beast", desarrollada porque "a los fans, siempre, hay que darles algo más".

Es que, en los negocios, Dickinson, de 61 años, no es el alma atormentada que despierta de una pesadilla, convencido de haber visto el rostro del Maligno. Sino alguien que supo encontrar la oportunidad de hacer volar el Airlander, aeronave cuyo desarrollo insumió u$s 300 millones. También, está lejos de ser el condenado que, en su fría celda, oye las campanas cinco minutos antes de ser arrastrado a la horca, "santificado sea su nombre". Al contrario: es un entrepreneur que sueña y eso es, sólo, porque está vivo. "La vida es demasiado corta para cag**la haciendo cosas que no te gustan", su leit motiv. El mayor legado de la Bestia, como se bautizó al actual tour de la banda.

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