Entre el disfraz de planta y la política ambiental

Todos hemos visto en estos días la foto del ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable vestido de planta, con motivo de la inauguración del festival internacional de cine ambiental (Green Film Fest). La foto logró el cometido de publicitar el festival ya que se convirtió en trending topic en las redes sociales. Puede pensarse que Bergman así vestido incluso luce más simpático que lo que se vería el ministro Dietrich disfrazado de locomotora o el presidente del Banco Central enfundado en una moneda dorada.

El cambio climático es una realidad, que está ligada a la situación de los sectores más vulnerables ya que estos tienen menos recursos para protegerse de las alteraciones del clima. De acuerdo con los meteorólogos, hemos vivido este año en Argentina el invierno más cálido de la historia.

Los científicos saben que este calentamiento tiene que ver con el retroceso de los glaciares de la cordillera andina, el aumento en la frecuencia de las precipitaciones extremas (y por lo tanto de las inundaciones) en el este y centro; el retroceso de los caudales medios de los ríos de la Cuenca del Plata, el estrés hídrico por aumento de la temperatura en el norte y oeste, el aumento en el nivel del mar con afectación en el litoral marítimo y la costa del río de La Plata.

El gobierno del presidente Macri ha estado trabajando en esta temática y ya se ven progresos. Argentina tiene ahora un Gabinete Nacional del Cambio Climático en la órbita de la Jefatura de Gabinete. Allí se coordinan las políticas de los distintos ministerios, que se vinculan a esta problemática que es transversal a todas las áreas. A su vez, el país ha sido el primero en comunicar su Contribución al Acuerdo de París y esta semana oficializó el Informe Bianual de Actualización de las Emisiones de Gases de Efecto Invernadero que las actividades económicas generan en nuestro territorio.

Además, se decidió la creación de un Observatorio de Cambio Climático para seguir la evolución del clima en las distintas áreas de Argentina, así como sus efectos en las variables ambientales (temperatura, lluvias, etc.). El tema ambiental también está presente en las negociaciones con sectores productivos y en las de los tratados comerciales internacionales que Argentina pretende firmar. Eso no significa que todo esté hecho, pero sí que se avanza.

El siguiente paso es modernizar las regulaciones ambientales. Abundan las leyes con estándares copiados de legislaciones extranjeras y que generalmente se cumplen poco. Es necesario transitar hacia instrumentos más flexibles como los que se usan en el resto del mundo. Según un informe reciente del Banco Mundial, hay 47 esquemas de impuestos verdes y bonos de carbono en distintos lugares del planeta, cuando había 8 en el 2000. En este año, por ejemplo, tanto Colombia como Chile instituyeron un impuesto al carbono. México lo hizo un tiempo atrás. Diseñar políticas basadas en incentivos potenciará nuestras chances de lograr las mejoras ambientales que se necesitan.

 

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