En la política se pueden planificar las jugadas, pero lo que no hay que esperar es que el rival muestre su juego. El partido no empezó y todavía es tiempo de definir qué jugadores saldrán a la cancha. Pero lo que demostró Mauricio Macri el viernes en su discurso de apertura de sesiones ordinarias, es que hay un factor que nunca se debe pasar por alto: el oficialismo es el dueño de la pelota, y como tal, tiene poder para ejecutar (a través de la gestión) movimientos que todavía no están a la vista del resto.
En la previa, no se esperaba que Macri se ocupara demasiado de la economía. Pero anunciar un aumento de 46% en las asignaciones que paga la ANSeS (que en el fondo es adelantar lo que iba a pagar a lo largo del año) es mostrar que tiene varias cartas preparadas para jugar en el momento oportuno.
Para el mundo de la economía, entender esta dinámica es clave. Porque el precio de los activos argentinos baja con la foto de hoy. Pero puede recuperarse si algo surge en el sendero de paridad electoral que prometen las encuestas y comienza la recuperación. Macri, a priori, no tiene muchas oportunidades de gol. Pero tampoco lidera un equipo que va a dejar que le dibujen la cancha con encuestas.
La inflación es el factor que más le juega en contra al Gobierno, sobre todo porque cada componente genera un pequeño golpe cotidiano: cada aumento de tarifas o de cualquier bien o servicio (la carne, la nafta, la prepaga, las cuotas de las escuelas) la recuerda al futuro votante que tiene menos pesos para gastar en lo que le gusta. Todo lo demás, importa menos. El Ejecutivo haría bien en ensayar una suerte de tregua con empresarios y gremios para in-tentar detener esa pelota antes de que se meta en su arco. Es una jugada de pizarrón, es cierto. Pero a veces funcionan.
Facebook Twitter Linkedin Whatsapp Instagram