Elogio de la volatilidad del dólar

La administración anterior tuvo predilección por intervenir en los mercados porque desconfiaba de la capacidad de éstos para asignar recursos. Así, en el mercado de cambios su intervención buscaba generar previsibilidad. Sin embargo, el atraso cambiario (la inflación ganaba consistentemente la carrera contra la devaluación) y los movimientos unidireccionales (el Peso siempre se devaluaba, aunque fuera infinitesimalmente) aseguraban ganancias a quiénes se dolarizaban y eso hizo caer la demanda de Pesos.

Desde el cambio de gobierno, los funcionarios del BCRA y varios economistas están elogiando el aumento de volatilidad en el mercado del dólar. Al permitirse movimientos en ambas direcciones (que el Peso también pueda revaluarse, con la consiguiente pérdida para quién haya elegido dolarizarse) opinan que se contribuye a generar una demanda de Pesos más estable.

Si los movimientos del tipo de cambio son moderados, el beneficio de una mayor demanda de Pesos no tendrá mayores costos asociados. Sin embargo, si los movimientos de tipo de cambio son fuertes (2% diario como hemos visto varias veces en las últimas jornadas lo es), ese aumento de volatilidad puede tener efectos nocivos.

Imagine el lector un conductor que se encuentra manejando un automóvil en una ruta con poco tránsito y con una calzada en relativamente buen estado. Esa ruta no tiene grandes sorpresas para el conductor. Es fácil y previsible conducir en esas condiciones. Ahora bien, pongámosle volatilidad a esa ruta, y veamos cómo reacciona el conductor si de pronto comienzan a aparecer baches en la ruta, cada vez más grandes y con mayor frecuencia.

Como dejar la ruta o abandonar el automóvil no es una alternativa, el conductor va a bajar la velocidad de conducción hasta tanto vea que los baches en la ruta son menos frecuentes. La reducción de velocidad del conductor es, en nuestra analogía, la demora en la toma de decisiones de inversión o consumo de las personas. Puede resultar eventualmente en el abandono de tales planes de gasto.

El tipo de cambio no es un precio relativo más y resume factores psicológicos y de expectativas muy importantes en la toma de decisiones. Además, los precios de los activos (financieros o reales) dependen del dólar ya que todo precio de mercado no es otra cosa que un descuento a valor presente de flujos de fondos que no son ciertos, sino estimados entre otras cosas, a través de la cotización del dólar. Por último, la planificación de gastos de inversión y consumo es sensible al grado de previsibilidad del horizonte económico.

Un aumento moderado en la volatilidad y el movimiento del dólar en ambas direcciones son bienvenidos. Un aumento exagerado en la volatilidad del dólar tiene costos asociados y funcionará como arena dentro del engranaje económico, demorando las decisiones.

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