¿El voto que sigue al peronismo se fragmentará igual que sus candidatos?

La tensión financiera que se esperaba para el 22J quedó finalmente diluida. Las sorpresas que se esperaba para la presentación de las listas y candidatos no tuvieron la envergadura esperada, y aunque no faltaron movimientos que estaban fuera de la previsión de los analistas, por ahora el mercado no debería dar sorpresas. Lo que aguardarán los inversores son las primeras encuestas de intención de voto que se pondrán en marcha hoy mismo, para tratar de anticiparse a algún cambio de tendencia, tanto a favor como en contra del Gobierno.

Si hay algo que quedó de manifiesto con las nóminas conocidas tras el cierre del sábado, es que el peronismo se volvió un movimiento transversal. Hace un mes se especulaba que el partido se encolumnaría detrás de la candidatura de Alberto Fernández. Pero la participación de Miguel Pichetto y de Juan Manuel Urtubey como vices de Mauricio Macri y Roberto Lavagna, respectivamente, fragmentó ese nivel de adhesión. El senador rionegrino trabajó para la inclusión de dirigentes en varias listas provinciales, y aunque esperaba conseguir algo más, lo que consiguió su tarea fue abrir una mesa de negociación paralela: los peronistas que no entraban en la consideración del kirchnerismo, ahora podían acudir también a Juntos por el Cambio o a Consenso Federal, la agrupación lavagnista. Esta alianza, que en principio apuntaba a los radicales disidentes y socialistas como grupo sostén, terminó sumando como candidatas a las esposas de Eduardo Duhalde y Luis Barrionuevo. Margarita Stolbizer quedó desplazada y el candidato a gobernador será Eduardo Bucca, ex intendente peronista de Bolívar, de gran confianza del candidato pero poco conocido en el resto de la provincia.

Lo que puede producir este escenario, es una dispersión de la intención del voto peronista. Porque en el Frente por Todos que cobija a Fernández, Cristina y a Sergio Massa, la lapicera la manejó La Cámpora, y eso causó malestar en algunos intendentes bonaerenses, algo que podría capitalizar el macrismo. Falta ver la reacción de los gremios, también excluidos (solo entró Facundo Moyano).

Cambiemos también priorizó la elección de dirigentes que tuvieran respaldo territorial. Se notó en la Ciudad, donde primó el acuerdo con Martín Lousteau y el radicalismo de Enrique Nosiglia. Es que tanto Larreta como Vidal no tienen la opción de la segunda vuelta, y en esta pulseada cada voto cuenta.

El Gobierno hizo algunas jugadas fuertes, como capturar al compañero de fórmula de José Luis Espert. Demuestra una vocación por hacer lo que sea necesario para mejorar su perfil competitivo que no tenía hace dos meses. Macri hasta parecía dispuesto a perder con tal de mantener su idea original. Ya no.

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