El regreso del BCRA a la trinchera puede cambiar las expectativas

La economía que viene tendrá que atravesar un momento complejo: será cuando los agentes económicos deban empalmar las expectativas que se formaron antes del cambio de gobierno, con lo que suceda una vez que Alberto Fernández asuma y ponga en marcha la política con la que buscará revertir el actual deterioro económico.

Ayer se reinició un proceso que Nicolás Dujovne había detenido en momentos en que solo se buscaba restringir la emisión de pesos para evitar la dolarización. El Banco Central volvió a girarle al Tesoro adelantos transitorios por $ 20.000 millones, una cifra que parece menor frente a los $ 400.000 millones que tiene autorizados. En ese momento había reservas y nadie se planteaba si el financiamiento del FMI iba a alcanzar para pagar todos los vencimientos correspondientes. Es más, la idea del Tesoro era renovar una porción más alta de Letes con el propósito de tener un colchón para 2020.

Pero nada de eso sucedió. Con la derrota de Macri en las PASO, la incertidumbre borró cualquier intención del mercado por prestarle pesos o dólares al Gobierno. Cuando la siguiente emisión de Letes quedó casi desierta, vino el reperfilamiento primero y luego el cepo light.

A continuación, el Gobierno adoptó un combo de políticas, en las que se mezclaron un necesario plan de alivio para los sectores de menores ingresos con la necesidad de mantener abierta alguna chance de competir en las elecciones de octubre. La rebaja del IVA y de Ganancias, así como la reducción acelerada de aportes patronales, entre otras medidas que impulsó Hernán Lacunza para compensar la devaluación y la suba de la inflación, erosionaron la recaudación y restaron fondos para el financiamiento en pesos del gasto corriente. La barrera de u$s 10.000 puesta a la compra de dólares, en cambio, fue insuficiente. No impidió la salida de depósitos y debilitó enormemente las reservas. Pero hacerla más dura hubiera enfrentado a Macri con su propio electorado.

El Gobierno llega a diciembre sin otra opción que retomar los aportes del BCRA al Tesoro, una medida que prometió erradicar pero que no tuvo más remedio que rehabilitar. El punto es que con la inyección de pesos que Alberto Fernández pretende habilitar, no habrá más remedio que incrementar esta alternativa. Porque el aumento de las retenciones que se planea aplicar, difícilmente alcance para cubrir estas necesidades.

La duda que sobrevive a todos estos movimientos, es si las empresas procesan esta decisión de respaldarse en el BCRA como un estímulo a la inflación que podría realimentarse con algún salto del tipo de cambio. En los economistas ese temor es casi una certeza. Por eso si hay algo que podría ser útil en este tránsito  al 10 de diciembre, es que alguien también piense en como moldear estas expectativas.

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