El menor de los dos males: ¿aniquilamos Lebac o deuda externa?

La ironía del no hacer nos obliga finalmente a un shock perverso. Ser gradualista en reducción de Lebac es la peor cámara lenta. Con una tasa al 45%, lo que se achica por un lado se regenera al otro mes. Hay que exterminarlas con un golpe de knock-out, el cual tendrá altísimos costos políticos. Se me ocurren dos alternativas, o una combinación de ellas, ambas costosísimas: licuación cambiaria y/o swap compulsivo de Lebac en poder del sector financiero por bonos largos en pesos a tasas mucho más bajas.

El Banco Central (BCRA) no debería quemar un sólo dólar más para contener al tipo de cambio. Que se vaya donde quiera ir y en el "irse" se licuarían las Lebac y por ahí después, las aniquilás con un stock reducido vía canje compulsivo. A la larga, ponerle el pecho a un mercado que te quiere devaluar no funciona nunca y en el medio te sacan todas las reservas, aspecto clave para los bonos en dólares.

No creo que este evento pueda afectar demasiado expectativas, dado que es deuda en pesos y en tenencia de jugadores institucionales locales. Bien conversado incluso, hasta lo compulsivo podría disfrazarse de voluntario, en Peronia todo se negocia y más ahora con cuadernos por todos lados, en esta sorpresiva asunción del ángel blanco. Licuar/swappear resulta mucho menos costoso que defaultear deuda soberana en dólares.

El BCRA debe hoy lunes aniquilar las Lebac del sector financiero público y privado. Hace rato se acabó el tiempo de la fe y la esperanza. No hay más complacencia internacional, este virus contaminó al Riesgo Pais y con eso no se juega porque se complica el roll-over de toda la deuda existente. Algo hay que elegir, algo habrá que sacrificar, llegó el momento de hacerle el “mark to market al fracaso del gradualismo en todos sus frentes. El paciente se está muriendo, urge extirparle un riñón o el corazón, las dos duelen, pero uno te salva la vida y el otro te mata. La ironía del gradualismo es que obliga a este Gobierno a tomar la decisión más extrema de todas: aniquilar Lebac compulsivamente o ir a un ajuste fiscal histórico.

La pasividad actual incrementa sustancialmente la probabilidad de default en ambos frentes: deuda en pesos (hiperinflación) y deuda en dólares o sea, la gran doble Nelson de este tiempo. Y recuerden una cosa: el último default de deuda soberana en dólares nos condenó a 15 años de locura, fue ese default el que le dio nacimiento al kirchnerismo. Si se repitiese dicho evento, los argentinos quedaríamos sometidos a la versión más extrema de populismo que jamás hayamos visto. Desde la semana pasada, la prioridad del Gobierno dejó de ser contener al dólar para convertirse en sostener al riesgo país pero para hacerlo, algo jugado habrá que hacer. Nada en economía es peor que un default de deuda soberana en dólares. Estamos a tiempo de corregir el rumbo pero hay que asumir costos inmensos hoy mismo e implementar un programa de estabilización inmediato. Si este equipo económico no está para eso, que venga entonces otro.

 

Todavía existe una buena noticia. Si el Gobierno asume los costos de enderezar este barco, quizá no nos hundamos, pero hay que hacer algo hoy mismo. Lo preocupante no es la larga secuencia de problemas no resueltos por la Argentina, sino la incomprensible ausencia de algo que se parezca a un plan de acción.

La crisis no hace otra cosa que exacerbarse y el gobierno en absoluto mutismo. Nadie pide soluciones inmediatas pero a esta altura el presidente, Mauricio Macri, deberá indicar un sendero de acción contundente y convincente en dos frentes: fiscal y monetario. Para un gobierno que viene esperando desde que asumió, el tiempo de esperar se terminó por completo. Wall Street está exigiendo decisiones inmediatas.

Lo preocupante no es la larga secuencia de problemas no resueltos por la Argentina, sino la incomprensible ausencia de algo que se parezca a un plan de acción.

En la medida que el señor Presidente y su equipo monetario y económico puedan definir un sendero razonable y costoso de acción, el salto estrepitoso de riesgo país de la semana pasada quedaría como injustificado y Wall Street lo premiaría con una corrección descendente. Pero dicha reacción no ocurrirá sin antes una decisión jugada y en este contexto, la menos costosa sería ir por el frente Lebac.

Incluso, en este entorno de locura, tampoco creo que los u$s 50.000 millones del FMI hayan sido los únicos, sólo fueron los primeros. No creo que el FMI haya venido para sacarnos la mano un par de meses después de habernos concedido la primera limosna. Los u$s 50.000 millones quizá sean los iniciales de una larga secuencia que probablemente alimente un escenario de mediocridad asistida y economía zombie, este sin embargo, es el mejor escenario posible.

Los tres eventos. Se dice que el estrepitoso salto del riesgo país es consecuencia de la incertidumbre que genera el tema “cuadernos . Se dice también que dicho salto se debe al contagio que la crisis de Turquía propinó a la Argentina. En el cortísimo plazo, estos dos eventos contribuyen a poner aún más presión sobre activos financieros argentinos. Sin embargo, la principal razón que explica el voluptuoso salto en riesgo país se debe a la inacción del gobierno en dos frentes que a esta altura son ineludibles.

Primero, se haría necesario un sendero fiscal mucho más agresivo al que pretende el gobierno o sea, una señal fiscal fuerte calmaría al mercado pero a la luz de lo que conocemos de este gobierno, eso no va a ocurrir.

Segundo, el BCRA sigue envuelto en un eterno romance con las LEBACS, el virus que inició todo. El BCRA debería exterminar las LEBCAS del sector financiero público y privado hoy mismo mediante licuación cambiaria/swap compulsivo que extienda durations y baje sustancialmente la tasa de dicha nueva deuda en pesos. Esta decisión equivaldría a un default parcial de la deuda interna. La razón es que el valor de las tenencias medidas en dólares sería sustancialmente inferior a la situación actual, de ahí el default parcial medido en moneda extranjera. Seguir intentando que una derivada décima solucione la gravedad de una derivada primera, lo único que está haciendo es empeorar las cosas a niveles impensados y en todos los frentes. Para un gobierno que intenta ser políticamente correcto en cada cosa que hace le comento: lamentable se puso solo en una situación en donde “no hacer será carísimo y “hacer algo , también.

Al Presidente Macri el mercado lo enfrenta con la obligación de escoger entre tres frentes:

1) severo ajuste fiscal.

2) default parcial de la deuda en pesos.

3) default parcial de la deuda en dólares, a menos que el FMI ponga u$s 50.000 millones más. De los tres males y sin el FMI, el tercero es infinitamente el peor de todos.

"Las opiniones expresadas son personales y no necesariamente representan la opinión de la UCEMA."

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