El inteligente aprendizaje de la náutica

En la economía y las inversiones habitualmente surgen imprevistos de toda índole. Muchos de ellos son disímiles y complejos de resolver debido a que las condiciones externas tienen características que habitualmente las hacen únicas. Es interesante observar cómo en un deporte de alta competencia como la náutica ocurre lo mismo.

Las externalidades en la náutica son diferentes situaciones que pueden ocurrir cuando estás navegando. Nadie quiere que sucedan, pero se debe saber que pueden aparecer en cualquier momento. Un cambio de viento, una tormenta, las olas, una falla electrónica que requiere ser reparada en medio del agua, etc. Es fundamental estar preparado para afrontar y resolver rápida e inteligentemente dichas circunstancias. Para eso se necesita un buen equipo, una planificación previa y experiencia; conocer con qué tipo de embarcación contamos y las hipotéticas condiciones de navegación.

Un buen equipo requiere disciplina, coordinación y dedicación de cada uno de sus integrantes. El equipo debe tener la inteligencia y suficiencia necesaria para poder hacer un diagnóstico en cada contexto y así definir la táctica y estrategia de modo que pueda tomar las decisiones correctas en el lugar y momento adecuados. La náutica es una de las actividades más estrictas con el cumplimiento de reglas y esto incorpora como valor fundamental la integridad y la disciplina.

Una adecuada planificación permite reducir el margen de error e improvisación ante eventuales externalidades. Si estas no aparecen se obtiene el máximo provecho del objetivo proyectado. Además, es importante prever la coordinación de los miembros de la tripulación y que trabajen en conjunto, de manera eficiente, para abordar las situaciones propias de la navegación.

Por supuesto que cuanto mejor sea la embarcación y más equipada esté, mejor y más rápido se va a poder sortear cualquier externalidad. Por ejemplo, con un Optimist es casi imposible cruzar el Océano Atlántico porque lo más probable es que zozobre en el camino y no lo logre. Ser consciente del barco que uno tiene y de los límites que posee es importante para un diagnóstico adecuado.

La experiencia de alguien que navega es un factor tan importante como la embarcación o el equipamiento, pero para lograr esa experiencia se necesita tiempo. Hay una progresión lógica en el manejo de las distintas embarcaciones. No se pueden saltear etapas; se va creciendo, de a poco, hasta conseguir la experiencia necesaria para poder recorrer las aguas más complicadas. Solo así uno puede llegar a potenciar las condiciones de navegación, reducir sus limitaciones y afrontar de mejor manera las externalidades.

Muchas de las condiciones de este deporte se pueden aplicar tanto para las inversiones como para la economía de un país. La náutica es un buen ejemplo para ver más fácilmente la importancia de las externalidades, sus efectos y desenlaces. De esta forma se pueden evitar posibles naufragios.

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