El festejo de 15 de Carrió

Argentina estaba por estallar cuando el 25 de noviembre del año 2001 Elisa Carrió puso la piedra fundamental a su movimiento, Alternativa para una República de Iguales (ARI), en el viejo cine de La Emilia, cerca de San Nicolás. Alfredo Bravo se encontraba sentado a su lado y en su discurso, ante mil militantes llegados de todo el país, la chaqueña convocó a luchar “contra el régimen para cambiar la matriz económica, política, social e institucional de la Argentina a la que puso punto de partida en la gestión de la dictadura de la mano de José Alfredo Martínez de Hoz.

Quince años después Carrió, que la semana pasada volvió a sentarse en su banca tras una operación cardiológica, prepara el congreso de la Coalición Cívica –ARI, un partido continuador jurídico de aquella primera fuerza que entre 2007 y 2009 tuvo otras composiciones y otras denominaciones. Además de un festejo, el encuentro de 300 delegados de todo el país servirá para la renovación de autoridades, el posicionamiento político de la fuerza y la reivindicación de la figura de la diputada nacional, una de las patas de la coalición del gobierno nacional. De hecho, para el acto de cierre que tendrá lugar después de la renovación de autoridades, estarán invitadas las principales figuras de Cambiemos, entre ellas y primero el Presidente de la Nación. Será una apuesta pública de posicionamiento, algo así como el acto de relanzamiento de Cambiemos que Carrió compartió con Mauricio Macri y con Ernesto Sanz y José Corral por la Unión Cívica Radical días atrás, en San Telmo. El 27 de octubre se respiraba tensión en El Vitral tras los reclamos de la dirigente que esta vez apuntó al proyecto de ley de modificación del Ministerio Público Fiscal que busca apartar a Alejandra Gils Carbó de la Procuraduría nacional. Esa instancia, como lo fue la designación de los jueces de la Corte por decreto, la ganó el reclamo de Carrió y desnudó nuevamente diferencias y debilidades.

Política y estructuralmente Carrió no puede solo depender de su impronta pública y su predicamento, aunque es lo más fuerte que tiene. Seguramente es una de las motivaciones del megaevento que tendrá lugar el sábado 19 de noviembre, en la estancia Los Cerrillos de Villa Constitución, provincia de Santa Fe, que confió al legislador porteño Maximiliano Ferraro. Mientras tanto ella, al teléfono desde su casa en Exaltación de la Cruz, intenta aplacar el vértigo de su vida política, evitar situaciones de estrés y acatar los consejos médicos.

“No nos apuren , exige Carrió y replican Ferraro, Fernando Sánchez y Paula Oliveto, tres de los dirigentes más cercanos, cuando les piden decisiones respecto a las elecciones del 2017. “En marzo definimos la estrategia , insisten, mientras sus socios de Cambiemos -la UCR y el PRO- intentan sondear la intención electoral de la diputada nacional. Ella y ellos evalúan y no descartan ninguna opción: que sea candidata por la provincia de Buenos Aires o por la Capital. De su decisión depende gran parte de la estrategia de la alianza gobernante en dos distritos clave donde el PRO no tiene candidatos con buenos pronósticos y necesita ganar. En Provincia, María Eugenia Vidal estaría obligada a acompañar a quienes lideren las listas de diputados y senadores, incluso si se tratara de Carrió: todas las encuestas la dan en tercer lugar detrás de Sergio Massa y Cristina Fernández de Kirchner. En caso de postularse por la Capital, obligaría al embajador en Washington, Martín Lousteau, a dar un paso al costado y esperar el turno del 2019 para enfrentar a Horacio Rodríguez Larreta por dentro o por fuera de Cambiemos. Sin mostrar todas las cartas el dirigente de ECO sólo adelantó, ayer en un reportaje a Clarín, que su partido tendrá candidatos propios el próximo año y que él mantiene intacto su deseo de postularse como jefe de gobierno.

Para la Coalición Cívica, por varias razones, el 19 será un acto político de alto perfil. La primera, demostrar que aún con enormes transformaciones y disputas el movimiento que impulsó Carrió lleva 15 años en la escena política. Ha sido acusada de no poder construir, ha perdido aliados desde su génesis (el socialismo que en la última elección jugó con Margarita Stolbizer y algunos peronistas que volvieron a sus fuentes) y de las fuerzas que sumó en la Coalición Cívica en 2007 como el GEN de Stolbizer y Unión por Todos de Patricia Bullrich. También ha cambiado premisas de su discurso fundacional (cuando se planteaba la disyuntiva entre ser testimonial y denunciadora o acceder al poder) para contribuir fuertemente a sacar al kirchnerismo de la cancha y llevar a Mauricio Macri a la Casa Rosada con el sello de la CC-ARI. Años después de dar un portazo en la UCR y acusar a su partido original de traición empujó al radicalismo a aliarse con Macri, un “límite que habían prometido no traspasar.

Aquel 25 de noviembre, quince años atrás, Carrió cuestionó la libertad concedida a Carlos Menem. Hoy su pelea pública es contra Cristina Fernández y sus ex funcionarios aunque comparte el rol de denunciadora de la corrupción K con Stolbizer, una dirigente con la que podría haber construido mucho más, probablemente, si no pesara su personalismo.

Desde aquel encuentro en La Emilia mutó la simbología en la fuerza que lidera Carrió. Entonces hablaba de compañeros, de movimiento y dos veces (en la apertura y el cierre) sonó el “Hasta siempre comandante que homenajea al Che Guevara, una canción que sin dudas estará fuera del festejo quinceañero. 

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