El crowdfunding revoluciona el mundo de los negocios

El financiamiento colectivo, o crowdfunding, está marcando un antes y un después en el mundo de los negocios.

Mientras que en nuestro país recién está empezando a despertar interés, en el resto del mundo ya es una verdadera revolución.

Tradicionalmente, el pequeño inversor no contaba con la posibilidad de dirigir sus ahorros hacia proyectos concretos. Su participación se limitaba a la suscripción de acciones en la bolsa, a la adquisición de bonos, fondos comunes de inversión, o plazos fijos, donde en todos los casos el direccionamiento de la inversión, las decisiones y el manejo del negocio le era totalmente ajeno, y solo podían acceder al rol del mecenazgo aquellas personas que contaban con una importante fortuna.

Hoy, las plataformas informáticas y las nuevas posibilidades que abre la Ley 27.349 no solo le permiten participar de proyectos concretos sino contar con una participación activa en los mismos así como también poder deducir de Ganancias hasta el 75% del capital invertido.

Las inversiones pueden ser de lo más variadas, desde el Crowdfunding Benéfico, en el que se puede participar de un fondo que permita a través de pequeños aportes alcanzar grandes objetivos solidarios; el Crowdfunding Cultural, que impulsa proyectos artísticos, generando fondos de fomento que permiten la realización de eventos culturales o deportivos; el Crowdfunding para Inventores que posibilita potenciar proyectos que promueven inventos y con los fondos recaudados realizar el prototipo, las patentes, y demás inversiones; y finalmente, el Corwdfunding Inmobiliario, Agropecuario y Productivo.

En estos últimos encontramos desde fondos destinados a acompañar lanzamientos inmobiliarios hasta los nuevos que combinan real estate con producción agropecuaria e industrial, conocidos como real estate productivo. Se trata de micro inversiones que permiten adquirir un terreno o lote con escritura propia, y pasar a formar parte de un fideicomiso colectivo de producción de vinos, aceite de oliva, u otros cultivos. El propietario del lote percibe una renta superior a la de inversiones inmobiliarias tradicionales producto de la industrialización y comercialización de los productos, un proceso que sería inviable de encararse individualmente.

Provincias como Mendoza, Catamarca y Salta ya ofrecen proyectos de este tipo que en promedio dejan rentas de entre el 12 y el 15% anual.

Un nuevo mundo se abre a los pequeños inversores, un abanico de posibilidades que no sólo ofrece apetecibles rentas sino que nos permite zambullirnos en nuestras pasiones, y ser protagonistas.

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