El análisis de lo que viene no termina en la recesión y el tarifazo

El inicio de las vacaciones puede ser un buen termómetro del comportamiento que tendrá el consumo masivo en el arranque de 2019. La buena noticia para todos los rubros que se mueven con el turismo (hotelería, gastronomía, servicios) es que la devaluación ya activó un renovado boom de movimiento interno, con reservas casi al 90%. Los fines de semana largos de Navidad y año nuevo dieron una pauta de lo que cabe esperar. En paralelo a este fenómeno, también hay un notorio arribo de turistas extranjeros. La mala noticia, en términos macroeconómicos, es que los precios (incluidos las tarifas del transporte y los servicios públicos) pueden pinchar un poco el alcance de esta holgura estival.

A pesar de los pronósticos que se hacían meses atrás, las ventas de autos terminaron por arriba de 800.000 unidades, un nivel bastante digno para un año de crisis. Hubo muchos descuentos y pérdida de rentabilidad, pero en este caso la pregunta es si la demanda de Brasil en estos meses puede mantener un mayor ritmo de producción. Será una buena noticia para Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.

El crecimiento del comercio electrónico (66% en un año) y del uso de tarjetas de débito (se duplicó el monto operado) revela además que hay pesos disponibles para gastos, que hoy recorren canales no tradicionales. Si el dólar y la inflación se alinean para que la tasa perfore el 50% el primer trimestre, el análisis económico debería incluir una dosis de brotes que hoy crecen fuera del radar. Sin olvidar la cosecha, que en 2019 dejará atrás la sequía y contendrá al tipo de cambio frente a una demanda de dólares por incertidumbre electoral. Por último, falta que mueva Macri, quien tiene medidas en carpeta destinadas a compensar los ajustes tarifarios.

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