El CEO líder en el Siglo XXI

CEO en inglés significa chief executive officer, que se traduce de diversos modos: Director Ejecutivo, Presidente o Vice Ejecutivo, Consejero Delegado. Es el más alto nivel ejecutivo de una organización.
De él se espera que: vele por el cumplimiento de la Misión y Visión organizacional, lidere la empresa hacia la estrategia establecida, tome decisiones para alcanzar objetivos, garantice una gestión ética fundada en los valores corporativos y que no solo se ocupe del bien saber y bien hacer, sino del bien estar.
Cuando las personas incrementan su bienestar laboral, mejoran la convivencia, y desde allí hacen mejor sus tareas, fortalecen procesos y alcanzan resultados con menores costos para sí y para la empresa, por lo tanto, el bien estar termina siendo organizacionalmente conveniente.
El CEO líder es aquel que contempla el bien saber, bien hacer y bien estar. En esa triple consideración, abraza una doble responsabilidad: en relación a los resultados que los integrantes de la empresa tienen que alcanzar desde el bien saber y el bien hacer; y la de asegurar el bienestar o estar bien de quienes forman el tejido social de la empresa, individual y colectivamente.
El líder tiene que servir, ya que si no sirve no sirve como líder. ¿Qué significa servir? Por un lado, la disposición y vocación de servicio hacia otros. Estar atento y sensible a los demás, pensando más en los demás que en sí mismo, sin dejar de pensar en sí mismo pues nadie puede dar lo que no tiene y menos, lo que no es.
Y por el otro, que sirva a la organización, al sistema y aún a la comunidad, por la capacidad de generar valor agregado en los resultados. Sirve pues hace que las cosas pasen. No vive explicando por qué no se lograron resultados, ni posterga lo que es necesario hacer.
Un CEO que sirve, se responsabiliza de sus dos grandes compromisos: gente y resultados.
En el siglo XX, solo se esperaba de él efectividad en los resultados. Hoy, que sea capaz de generar un desarrollo sustentable, contemplando personas, procesos, resultados y muy especialmente los costos de transacción para alcanzar objetivos; no solamente los costos evidentes, sino los vinculados con las relaciones humanas, emparentados con lo emocional, la forma de comunicarse, la confianza y el compromiso de las personas.
Líderes buenos con la gente y débiles con los resultados, son ineficaces. No sirven. Por el contrario, buenos con los resultados y duros con la gente, son peligrosos para la organización y la comunidad, tampoco sirven. Sirven los que a la vez se comprometan con la gente y los resultados, son los líderes diferentes que marcan la diferencia. Un CEO líder tiene consciencia que él solo llegará más rápido; pero con otros siempre llegará más lejos.
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