Dólar, riesgo país y la elección del cacique: muertos pero pataleando

En países berretas, el populismo gana elecciones. Todo lo que Cambiemos haga en los próximos meses se ejecutará con un solo fin: llegar lo menos mal parados a las elecciones presidenciales del 2019 e intentar ganarlas frente a una sociedad electoralmente sobornable que premia toda decisión populista posible. En el Principado de Peronia, todo político que exalta el sacrificio pierde elecciones, mientras que aquél que redobla la apuesta populista por ahí tiene chances de ganar, a pesar de la recesión y de la inflación que se nos viene y de los incomprensibles desaciertos orquestados en estos inolvidables y maravillosos tres eternos y amarillezcos años que nos tocó padecer. De esta forma, nuestro largo plazo se define como octubre 2019, todo será cortoplacista, todo será improvisado, todo será desordenado, todo estará atado con alambres y con características sutilmente kirchneristas por momentos, como es esta brillante idea de regular alquileres que refleja esa inocultable vocación socialista de Cambiemos. Lo de los alquileres es un joyita del manual de todo aquello que no se debe hacer en economía y después no se pregunten por qué no viene la lluvia de dólares. Prepárense entonces, para largos años de permanente improvisación y desprolijidad con un único objetivo: supervivencia política a raja tabla. Todo aquel ciudadano o sector productivo al que le quede algo de margen será esquilmado despiadadamente como oveja en Patagonia, contribuyendo de esta forma a la loable causa de un socialismo voraz y sin ideas que se ha convertido en una máquina implacable de generación de pobres. En este contexto, mi escenario base sigue siendo Cambiemos ganando las presidenciales del 2019 en una elección que nuevamente nos llevará a un debate repetido, mediocre y sumamente frustrante: votar al cacique menos malo en una tribu que agoniza todo el tiempo pero que no se anima a fallecer definitivamente.

Muriéndonos permanentemente pero sin palmar. En este contexto, no me sorprendería de parte del oficialismo, una estrategia cortoplacista y sumamente heterodoxa orientada a minimizar los embates de la devaluación hacia las clases de menores recursos tales como: control de precios en la canasta básica, aumento de asistencialismo social, congelamiento de alquileres, etc. Claramente, todo este andamiaje de medidas refleja el exuberante fracaso de Cambiemos en sus primeros tres años de mandato, pero a la vez, remarcan el instinto de supervivencia de un equipo que se equivocó en todos los aspectos posibles de su gestión pero que todavía no está muerto y como puede, sigue peleando. Mi sensación es que la Argentina que se nos viene para el próximo lustro es una que se estará muriendo todo el tiempo pero que nunca terminará de fallecer, una especie de coma 4 eterno y languideciente pero pataleando todo el tiempo. Siempre habrá una pequeña y amarreta gota de oxígeno, una limosna internacional para que tiremos un poco más hasta ver si finalmente podemos sacar la cabeza debajo del barro. De esta forma, insisto con mi visión no apocalíptica de la economía argentina remarcando un escenario alternativo a la tragedia que di en llamar semanas atrás como “mediocridad asistida . Nos esperan largos años mendigando a la comunicad financiera internacional para intentar reconvertir un país que en su esencia básica es sumamente incoherente e inviable. De afuera nos están ayudando, lo irónico es que todavía no sabemos si de adentro vamos a poder concretar una larga e ineludible estela de medidas que nos permitan empezar a parecernos a un país normal que hoy claramente no podemos ser. El principal enemigo de la Argentina es su clase política, oficialista y opositora, una llena de privilegios, que vive ostentosamente del resto del país y que habla de la pobreza en tercera persona siendo inescrupulosamente insensible al sacrificio del contribuyente pagador de impuestos. País generoso éste en el que vivo.

La triada del dolar, tasa y riesgo país. Apalancado en la noción de entrada de dólares frescos por adelantos del FMI, cosecha de trigo y cosecha de soja y maíz, resulta razonable imaginar a un mercado local en donde empezarán a aparecer dólares efímeros pero frescos. Es posible que en los próximos siete meses la entrada de nuevos dólares le saque presión al tipo de cambio y de esta forma le permitan al BCRA comenzar a bajar tasas llevando a la economía argentina a un equilibrio de corto plazo en donde sea posible sustentar un dólar de 40 y tasas en 45%. A pesar de que todo el país esté mirando al dólar, la variable mas crucial de la economía argentina es el riesgo país. En días anteriores cuando se exacerbaron las tasas de interés, el mercado internacional volvió a castigar a la Argentina con el CDS a cinco años yéndose de 525 puntos hacia los 644 del miércoles pasado. Sin embargo, desde entonces y con una tasa de 10 años en USA que se empezó a tranquilizar, el riesgo país medido por CDS se acerca nuevamente a los 600 puntos, lo cual es una aceptable y tranquilizante señal. El principal desafío del próximo gobierno, gane quien gane, será comprimir riesgo país para que sea posible abandonar la asistencia del Fondo Monetario Internacional y poder volver a los mercados internacionales de bonos y con ello rolear la deuda externa. Por lo tanto, resultará esencial que la coyuntura explosiva en pesos comience a dar alguna señal de estabilización porque de esta forma debería contagiar positivamente al riesgo país y con ello empezar a ubicar a la Argentina hacia un sendero de estabilidad en paridades. De caras al largo plazo, definido como octubre del 2019, un resultado más que aceptable sería ver estabilizar el 5yr CDS en el rango de 550/600 puntos y mas aun para un año que seguramente descontará un riesgo político sumamente intenso. Mi escenario base sigue siendo que Cambiemos gana las elecciones presidenciales del 2019 y con ello se fortalece el vínculo de asistencia esperada con un FMI que llegó para quedarse por muchos años alimentando la mejor Argentina que se viene: un país totalmente roto, que no terminará de morirse y asistido en un espacio de decadente mediocridad.
 
Ojo, con otro shock externo porque somos high beta. En este contexto, además de rezar para que llueva, es importante que no ocurra ningún shock a nivel internacional. Argentina es hoy el mayor high beta de emergentes o sea, el país mas volátil y más castigado ante cualquier eventualidad del mercado financiero internacional. Por ejemplo, hacia el miércoles pasado, con la tasa de 10 años subiendo fuerte en USA, el riesgo país de Argentina subió 90 puntos, mientras que Turquía lo hizo en 40. Esto denota lo vulnerables que somos y seremos por años muchos aun haciéndolo todo bien. De esta forma, la mejor coyuntura para la Argentina rota de hoy es apuntar a una mediocridad asistida no armagedónica lo cual en sí mismo es un mal escenario pero al menos, estable. En este entorno, las paridades de bonos cortos deberían estabilizarse y permitirle a los mismos generar carry. Bajo esta coyuntura sería muy útil ver al 5yr CDS de Argentina estabilizarse en el rango 550/600 es más, si pudiera, ya mismo firmaría este escenario de caras al próximo semestre.

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