Desconfianza política y psicosis colectiva

La escalada del riesgo país a la zona de 2400 puntos básicos, luego de la contundencia del resultado de las PASO dinamitó el programa financiero al anticipar la cancelación del Repo con Bancos Extranjeros por u$s 3400 millones y al terminar por invalidar el supuesto de refinanciación del 46% de las Letes y Lecap incorporado por el Gobierno que pateaba (entre ambos instrumentos) cerca de u$s 8000 millones a 2020.

Esta situación, sumada a la ambigüedad de un FMI que debe negociar a dos puntas respecto al timing del próximo desembolso, agravó la escasez de dólares y pesos del Tesoro en un contexto donde la caída en las reservas del BCRA que se originaba en tres vías de escape -la venta de dólares, la caída en los encajes por depósitos en dólares y los pagos de deuda del Tesoro- se aceleraba.

La decisión del Gobierno de reestructurar en forma compulsiva las Letes en dólares, pero también sorprendentemente las Letras en pesos (Lecap, Lelink y Lecer) en manos de personas “no humanas el miércoles de la semana pasada, apuntó a suturar en forma directa la caída en las reservas por pagos de deuda del Tesoro y en forma indirecta las ventas del BCRA al no monetizar los vencimientos de pesos que no se refinanciaban.

Pero la dinámica funcionó exactamente al revés, al generarse un impacto en cadena sobre los Fondos Comunes de Inversión (FCI), donde las empresas alocan el capital de trabajo, con amplificación sobre la cadena de pagos, sobre la salida de depósitos en dólares de los bancos y sobre la demanda de dólares (vía desarme de FCI y de plazos fijos en pesos). Y la consecuente necesidad de atender estasituación con una línea de crédito del BCRA (vía compra de Lecap) para limitar los daños.

El riesgo cierto de propagación llevó tardíamente al Gobierno a cerrar la cuenta capital, intentando suturar vía los cambios en la normativa cambiaria dada a conocer el domingo a la tarde, la segunda fuente de caída en las Reservas (la venta de dólares del BCRA). Y en simultáneo, dando directivas a los bancos para que abastezcan la salida de depósitos, poniendo a su disposición un repo para evitar problemas en caso de que el retiro de depósitos supere los encajes.

Es que, si bien en promedio la mitad de los depósitos en dólares estaban encajados en el BCRA, los promedios esconden diferencias que el BCRA intenta subsanar vía la creación de esta línea de financiamiento a las entidades. El objetivo es evitar cualquier ruido al respecto y esperar que el drenaje se vaya frenando.

Vale remarcar que, como resabio de la convertibilidad, la normativa bancaria limitó correctamente el financiamiento en dólares de los bancos que desde entonces sólo podían prestar en moneda extranjera a quienes valorizan en dólares (exportadores y proveedores de exportadores) limitando el descalce de monedas que terminó por gatillar el sistema financiero cuando el esquema cambiario se tornó insostenible a fines de 2001. Pero además de la mejora en la calidad de la cartera incluyendo un menor financiamiento al Gobierno, casi la mitad de los depósitos estaba encajada en el BCRA en la previa a las PASO.

De los u$s 32.000 millones depositados en los Bancos al 8 de agosto, u$s 14.000 millones estaban encajados en el BCRA y formaban parte de los u$s 66.300 millones que conformaban las reservas brutas. Al momento de anunciar el reperfilamiento el miércoles pasado, las reservas todavía alcanzaban a u$s 56.900 millones, los depósitos a u$s 28.628 millones y los encajes en el BCRA a u$s 11.237 millones, y en los dos días posteriores las reservas cayeron u$s 3000 millones y los depósitos u$s 1900 millones.

Si bien el drenaje de reservas continuó, lo empieza a hacer a un ritmo que en promedio diario es un 40% del registrado el viernes pasado, cuando sólo en un día la caída en las reservas acumuló casi u$s 2000 millones. Ayer la caída en las reservas fue de sólo u$s 405 millones.

La estabilización del dólar oficial, con una brecha cambiaria que no se disparó significativamente luego del salto del viernes previo a las medidas (8% al cierre de esta nota) y la señal de que los dólares estaban para quienes quieran llevárselos estaría moderando en el margen la psicosis colectiva.

Obviamente, por definición ningún sistema financiero está preparado para que se lleven todos los depósitos juntos, pero un aforo del 50% en la previa a la corrida, y del 35% con la dinámica hasta hoy, requiere para tener un problema una enorme incertidumbre, que paradójicamente la política sigue empeñada en generar.

Esto último en un contexto donde la anomia que dejaron las PASO con un Presidente en funciones muy debilitado que además es candidato y sigue estando en carrera, convive con un candidato con votos suficientes para ganar en octubre pero que por el momento sólo es el candidato de un espacio particularmente amplio que incluye al kirchnerismo.

¿Estará la política de ambos lados dispuesta a dejar de lado sus intereses y ponerse a la altura de las circunstancias para evitar una crisis mayor o volveremos a chocar una vez más con la misma piedra mientras el FMI se mantiene expectante hasta después de octubre? Mientras esto no ocurra, sólo queda esperar que la psicosis colectiva que genera esta coyuntura se frene a tiempo, frente a un sistema financiero diseñado para un país incierto.

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