De perfectamente estudiado a debidamente improvisado

La renuncia de Fábrega no fue una sorpresa luego del encendido discurso de la Presidenta retándolo por no controlar una operatoria legal como es el contado con liquidación. Era natural su renuncia y esperada su aceptación.


Seamos sinceros, hace rato ya que Fábrega había dejado de ser el titular del BCRA, ya había abdicado en su rol y las últimas decisiones que tomó eran claramente contra lo que él pensaba. Ningún titular de un BCRA que se digne de tal puede aceptar que para bajar la inflación y la suba del dólar se baje la tasa nominal de interés.


Es obvio que si se baja la tasa de interés, ambos subirán. Por lo tanto si queremos saber las consecuencias de la política monetaria que viene hay que analizar lo que hizo el Banco Central desde que le hizo caso al Ministerio de Economía y bajó la tasa de interés.
Fábrega obedecía instrucciones pero sabía las consecuencias de esas decisiones, y por lo tanto preveía lo que podía pasar. Con ese conocimiento adquirido en años de trabajar en el sistema financiero, trataba de minimizar los daños. Eso es lo que la Presidenta llamó información interna. Que era simplemente sentido común.

Vanoli al BCRA, Kicillof al poder

Alejandro Vanoli es un economista con un nulo peso político propio y poca formación en política monetaria. Nunca trabajó en un banco, lo que para el Gobierno es una ventaja, pero para la realidad es un problema. Lisa y llanamente porque no sabe todas las consecuencias de las decisiones que va a tomar y porque estará estos meses aprendiendo cómo funciona un Banco Central.


Por lo tanto entramos en el terreno de la improvisación. Seguramente vendrán más culpables porque se van a tomar medidas sin saber concretamente las consecuencias de esas decisiones. Lo que es claro que el BCRA seguirá emitiendo cada vez más y poniendo cada vez más regulaciones y controles que lo único que lograrán es peores resultados, que confirmarán la teoría del complot.
Así que nos esperan meses de una administración menos profesional del BCRA, más improvisada. No es de extrañar que los resultados terminen siendo más inflación, un dólar más alto y muchas más regulaciones y presiones.


El lado positivo es que los problemas ya no van a ser culpa de filtraciones internas que le dan información a los bancos, sino conspiraciones de banqueros que lidiarán con la improvisación de la gestión económica.


En esencia, nada nuevo, simplemente más de lo mismo.

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