Cuidar la letra chica del déficit cero para no ahogar la inversión

Como pocas veces, la letra chica del Presupuesto y de las leyes y decretos que lo instrumenten tedrán un peso decisivo. Se sabe que el diablo está en los detalles. Pero a la hora de buscar el "déficit cero", que excede el texto de la ley cuyo trámite arranca hoy, cada decisión tendrá un peso excepcional.

Al transformarse en huracán, la tormenta alteró las prioridades, y en ello se puede ver la gravedad de la crisis. La necesidad de hacer desaparecer el déficti fiscal convocó nuevamente a las retenciones a las exportaciones. El plan oficial con el "peor impuesto", como definieron tanto Macri como Dante Sica, busca capturar entre este año y 2019 $ 348.000 millones de los exportadores. Por primera vez alcanzará a las exportaciones de servicios, un sector cuyo despliegue es punta de lanza del modelo nacido en 2015.

Por otra parte, se buscarán ahorros fiscales por la postergación de la entrada en vigor de la reducción de los impuestos de Sellos, del diferimiento del cronograma de reducción de beneficios por la baja de aportes patronales. Naufraga la agenda "micro" destinada a operar como incentivo a la inversión productiva, las reducciones de costos sin afectar los salariales.

El Gobierno apeló a decisiones drásticas y a gestos a su altura. Acosado por la política, se ató las manos para lograr un primer consenso para un Presupuesto con equilibrio. Ahora, la inteligencia de legisladores y el Ejecutivo en la aplicación de estas medidas será vital para no ahogar lo poco que ha fructificado en los últimos años. E incluso para permitir que sectores exportadores puedan trasladar al conjunto de la sociedad los beneficios de la devaluación.

La semana pasada, el gobernador de Chubut, Ricardo Arcioni, anticipó que tanto por las retenciones como por el levantamiento de beneficios para los exportadores patagónicos, grandes empresas avisaron que podrían perder hasta 25% de la producción.

Otro ejemplo es la preocupación en el Ejecutivo por la redacción final de las retenciones a las exportaciones. De comas, incisos y articulado depende el éxito de una mega inversión en el sector servicios que el Gobierno espera anunciar como un florecimiento en medio de tanta penuria. Como se sabe, el diablo está en los detalles, y la necesidad dibuja en trazos gruesos.

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