Cuatro factores que desaceleraron la inflación en abril y una pregunta caliente

La desaceleración de la inflación es, sin duda, una buena noticia. No tan buena, si se tiene presente que los niveles de suba sostenida y sistematizada de precios continúa elevada. Pero en definitiva, desde el 3,7% de enero al 1,8% de abril el Gobierno pareciera haber entendido el drama que implica la inflación y los desequilibrios que provoca, no sólo entre menos recursos tienen, sino también entre quienes tienen la responsabilidad de alimentar la economía para generar la riqueza que posteriormente todo gobierno se encarga de distribuir. Sin riqueza, no hay distribución.

1- Varios factores parecen asomar a la hora de identificar las causas del freno. Por un lado, el propio ciclo que se abrió con la fuerte devaluación de enero y que ahora parece haberse apocado. Recordemos que en enero el Gobierno decidió llevar la cotización oficial del dólar a $ 8 y ello generó un ajuste automático en una gran cantidad de precios de la economía. El alza del 3,4% del IPC-nu de febrero y el 2,6% de marzo dieron cuenta de ello.

2- Otro de los factores es una consecuencia derivada de este escenario primario. Para evitar una estampida inflacionaria y un fuerte impulso del dólar informal, el Gobierno decidió subir la tasa de interés de referencia. Esto hizo que muchos pesos ‘vacantes’ fueran a engrosar las filas de los depósitos a plazo fijo en lugar de fomentar el consumo. De allí se desprende también que el propio mercado, las familias y empresas, acotaron la suba de precios al generar una menor demanda.

3- Relacionado con esto último es el freno del crédito. Como los bancos tuvieron que pagar más por un plazo fijo, a la vez decidieron aumentar la tasa de interés de los préstamos. La escalada se dio de forma tal que prácticamente se estancó en términos nominales el crédito al sector privado, lo que implica que en términos reales descendió. Con menos crédito, las familias consumieron menos y, por ende, también impulsaron menos los precios.

4- Un cuarto punto puede anudarse. En los primeros meses del año, además de subir la tasa de interés, el Banco Central buscó por todos los medios bajar el nivel de emisión monetaria. Esto también impactó en la desaceleración de los precios. Al financiar con menores recursos al Gobierno, el Banco Central logró espaciar el impacto negativo que esto tiene generalmente en una economía que no acompaña la emisión con crecimiento en el PBI o con demanda de dinero por parte del mercado.

La pregunta que subyace es: si el Gobierno necesitó ajustar el tipo de cambio en enero para no ceder más reservas, ¿qué pasará cuando, en el segundo semestre, necesite hacerlo de nuevo? ¿Qué ocurrirá si ahora el Banco Central comenzó a adoptar una política nuevamente expansionista?
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