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Cuando la Justicia visibiliza causas socialmente olvidadas

La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (Ley 26.378, con jerarquía constitucional) aborda las disfuncionalidades humanas y es considerada el primer tratado de derechos humanos del siglo 21.

El nuevo modelo ciudadano se funda en el concepto de diversidad, lo cual implica entender la diversidad intelectual como una estructura alternativa y aceptable de la biología humana y en consecuencia, la existencia de distintos modelos de adquisición del conocimiento, de habilidades, y de formas de expresión para el desarrollo de una plena vida ciudadana.

El acceso al conocimiento se constituye, entonces, en un derecho para todos y representa uno de los mayores logros de un colectivo de personas vulnerables y olvidadas por la sociedad y por la justicia: las personas con disfuncionalidad intelectual.

Todos los ciudadanos deben poder acceder por sí mismos a la justicia, con los apoyos y ajustes razonables que requieran, porque el autovalimiento y la autodeterminación tienen hoy un valor que supera el paternalismo legal del paradigma perimido.

Todo cambio de paradigma implica también un cambio forzoso en nuestras prácticas como operadores del derecho.

Así como la accesibilidad universal es una característica del diseño de las cosas que les permite ser usadas por todas las personas sin necesidad de adaptarlas, la accesibilidad cognitiva es una característica de la información que la hace fácil de entender por todos, y en especial, por aquellas personas con menor capacidad de comprensión.

En la brecha cognitiva, las personas con discapacidad intelectual se encuentran con otras personas que también forman parte de minorías vulnerables, y que también encuentran serios obstáculos para ejercer los derechos de ser informadas, expresar una opinión informada, lograr que dichas opiniones sean tomadas en cuenta, y ser las principales responsables de la toma de decisiones sobre sus propias vidas.

Aunque falta muchísimo camino por recorrer, nuestra Justicia de a poco se va haciendo eco de las buenas prácticas en accesibilidad que exige una sociedad inclusiva. Hoy existen iniciativas que van desde el diseño de botones antipánico accesibles, hasta adaptaciones de sentencias en lenguaje sencillo.

Estas acciones son pasos que garantizan el respeto intrínseco de la capacidad humana, que es la premisa de nuestro tiempo: La accesibilidad cognitiva es una pieza fundamental del Diseño Universal de Ciudadanía, que incorpora los nuevos paradigmas sobre la discapacidad, la diversidad y la inclusión.

Cuando un juez adapta su propia sentencia y escribe "Buenos días. Te explico lo que hicimos en esta carpeta tuya" (Juz. 1º. 4ºNom Civ, Villa María, 2017), ve lo invisible, empodera a una persona vulnerable, y de forma sencilla, hace justicia para todos.

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