CRONISTA POR UN DíA

Crece respaldo empresario para que Macri le vuelva a ganar a Cristina en 2017

Crece una convicción bastante generalizada en el mundo económico y, desde luego, en muchos sectores medios y moderados de la sociedad: resulta vital que Mauricio Macri gane las próximas elecciones parlamentarias de 2017, sobre todo la elección a senador por la provincia de Buenos Aires.

Casi en defensa propia, empresarios e inversores consideran que hay algo aún más importante: que no vuelva a ganar la ex presidenta Cristina Kirchner, o lo que su figura representa si no fuera ella la candidata. Una fórmula para garantizar que el peronismo se renueve, y no termine otra vez conducido por las por las ideas y las prácticas de la izquierda setentista, violenta, antidemocrática, estatista y anti empresaria.

Claro que para asegurar un triunfo del oficialismo dentro de algo menos de dos años, es obvio que Macri necesita que le vaya razonablemente bien en el arranque de su mandato, sobre todo en materia económica. En términos políticos, los especialistas opinan que lo puede ayudar la probable división del peronismo y, una vez más, el rol que juegue Sergio Massa en el principal distrito del país, siempre la bendita provincia de Buenos Aires. Las especulaciones del verano ya han ido muy lejos: Macri y Massa deberían ir juntos contra Cristina en 2017 en la provincia, o al menos con un acuerdo para que los tres senadores se repartan entre Cambiemos y el Frente Renovador. Nada para Cristina y La Cámpora. La ex Presidenta tampoco tiene muchos candidatos. Nadie cree que vuelva a intentar con Aníbal Fernández, tal vez sí con Daniel Scioli.

Como quiera que sea, los resultados económicos de la primera parte de la era Macri son decisivos. Las principales empresas del país nucleadas en AEA le ofrecieron todo el apoyo al Presidente. Necesitan que a Macri le vaya bien. El Presidente lo sabe y por eso fue muy directo en el encuentro que mantuvo en Casa Rosada esta semana con los principales hombres de negocios del país. "Si de verdad me quieren ayudar, vuelvan a sus empresas y bajen 15% los precios. En el tema inflación nos jugamos el Gobierno" disparó sin vueltas.

Entre los economistas, que saben que la inflación no se detiene rezando, las opiniones siguen divididas entre quienes observan que el equipo de Prat Gay la está llevando bastante bien ante las circunstancias (el dólar se movió casi nada y Argentina salió bastante ilesa en enero del desastre financiero internacional), y quienes opinan que se quedó corto con la devaluación y sin capacidad ni voluntad de bajar el gasto para moderar el altísimo déficit fiscal heredado de la era Kirchner.

Los riesgos son conocidos: si no se moderan las expectativas inflacionarias para marzo/abril, será difícil negociar paritarias al 20/25% como aspira el equipo económico en función de metas de inflación a la baja. Y si la inflación no se detiene, reaparecerá el atraso cambiario y las presiones para una nueva devaluación, con el riesgo político que ello supone para el test electoral clave de 2017.

Luce cada vez más evidente la necesidad de destrabar el crédito externo. Como no existe ni capacidad ni voluntad política para un ajuste fiscal severo, el déficit fiscal no puede ser financiado sólo con emisión o deuda interna al 30% anual. De allí que se necesitan los dólares frescos del exterior. Como el equipo de Macri supone que antes de mitad de año podría estar resuelto el pleito con los Fondos Buitre (el macrismo los llama los litigantes), por ahora rechazan la posibilidad de recibir dólares del Fondo Monetario o, más práctico aún, habilitar un blanqueo de capitales para que vuelvan al sistema los miles de millones de dólares que los argentinos tuvieron que atesorar a través del dólar blue durante los tristes años del cepo cambiario y las persecuciones camporistas a la economía de mercado.

El frente sindical y político aparece en las últimas horas más ordenado. Los gremios del sector privado, ambas CGT, garantizan que no serán ellos los que rompan el equilibrio. Si la inflación no frena, estarían dispuestos con los empresarios a pactar paritarias cortas, apostando a un freno de los precios en la segunda parte del año. Habrá tensión, sin duda, con docentes, estatales y la izquierda sindical.

En tanto, el acuerdo de Macri con los gobernadores del PJ, billetera mediante, abre la posibilidad de un acuerdo parlamentario que le permita al Presidente avanzar en su programa de Gobierno y alejar incertidumbres para la economía. Sigue en ascenso como artífice del pacto el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, al que observan estos días con lógicos celos de cartel su superior Marcos Peña y su colega Prat Gay. Macri, como todo líder, disfruta de la competencia entre sus ministros.

Un capítulo no menor para que Macri gane en 2017 y se aleje el riesgo Cristina también es la comunicación y el relato. Hasta donde se sabe, en ese rubro el macrismo estaría dispuesto a aplicar una receta en extremo liberal y de retiro absoluto del Estado como actor central en los medios de comunicación. Según algunos borradores que trascendieron, en la Jefatura de Gabinete se trabaja sobre la idea de presentar un proyecto de Ley para transparentar al máximo la publicidad oficial, incluyendo al Gobierno y todos los organismos y empresas estatales. El reparto sería estrictamente de mercado. El Estado reducirá drásticamente la pauta oficial y la publicidad se distribuiría según las mediciones de lectores para prensa gráfica, y los niveles de audiencia para radio, tv y medios electrónicos.

Temas relacionados
Más noticias de Mauricio Macri
Noticias de tu interés