DEBATE

Convergencia y diálogo social con inclusión es la prioridad del mensaje papal

El Papa Francisco puso énfasis en su mensaje universal para que se aplique nada más y nada menos que en su propio país. Inclusión, convergencia, paz social, asistencia a los necesitados y a los más vulnerables, diversidad y multiplicidad de oportunidades para acceder a un trabajo digno.

Si nos instalamos por un momento en el lugar de Su Santidad, el cuadro que presenta hoy nuestro país tiene que ser para él preocupante, donde los hechos revelan que la pobreza sigue creciendo, y que las inversiones y el crecimiento no llegan.

Solo son positivas las expectativas de futuro basadas en distintas hipótesis que puede presentar la realidad si se dan ciertas condiciones, que hasta ahora no se han verificado en los hechos. Se puede caer en el llamado efecto Pigmalión según el cual una persona, generalmente un líder, cree que efectivamente influye o procura influir en un determinado objetivo o resultado. Otro riesgo es el efecto placebo cuando se administra un determinado plan con un tratamiento especial que en rigor no es idóneo para resolver el problema, para llegar a un objetivo o para curar una enfermedad, creando la sensación de que inexorablemente será eficiente.

Con este enfoque de tipo general, el pago del bono de fin de año es solo una anécdota, que además se agota con el pago, y no genera un beneficio que pueda proyectarse en el tiempo, como de hecho ocurre con los acuerdos de las paritarias, que aún cuando contengan falencias, ha reflejado de un modo u otro, la necesidad de no perder el valor de compra, sobre todo de la llamada canasta básica. El bono es un valor efectivo, cuando forma parte de un proceso de negociación que sistematice las distintas prestaciones en el contexto de un acuerdo mayor, en donde habrá que contemplar con criterio progresista, las necesidades de ambas partes, para que integradas, logren los objetivos de ambos en un esfuerzo conjunto que resulte complementario, en base a la justicia conmutativa, pero también en la justicia distributiva.

Si la negociación colectiva volvió para no irse, deberíamos buscar todos los medios, herramientas e instrumentos que se puedan canalizar a través de ella, las soluciones que demanda la hora: que los salarios sean los adecuados respetando la dignidad del trabajador, que los costos se optimicen para ser competitivos, que se centre la atención en la productividad como valor agregado y que se sustituya a la inflación que opera como un flagelo.

Habrá que transitar la transición entre el pasado y el futuro, con una batería de recursos que permitan transitar lo que queda del 2016, y sobre todo, que sienten las bases del 2017, para que sea un año de concreciones y no solo de expectativas.

El Coloquio de Idea por sus expectativas y por los reclamos del presidente Macri, los deseos y aspiraciones del Papa Francisco, que quiere al país unido por las necesidades comunes de crecimiento, paz social y desarrollo para los que más necesitan primero, nos obliga a centrar la atención ahora en las prioridades.

Los reclamos, la agenda de peticiones y los agravios no pueden nunca justificar un paro general ni ninguna medida de fuerza, que por sí y en estos momentos no puede producir alguna solución razonable.

El llamamiento del Papa Francisco al encuentro y al diálogo parece que es y siempre será la única solución sustentable y sostenible para cualquier problema complejo con el que vivimos actualmente.

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