Cinco claves para pasar del voto de confianza a la lluvia de inversiones

En los primeros 20 meses de la era Macri se registraron anuncios de inversión por 69.085 millones de dólares. Sólo el 5% se ha concretado y el 45% está en ejecución.

En julio de este año, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó el informe "Hacia una Argentina más próspera y más inclusiva en el cual evalúa el desempeño de Argentina en los últimos años a través de distintos indicadores. Además realiza una serie de recomendaciones para que el país alcance un crecimiento sostenible, inclusivo y logre incrementar el bienestar de la población.

Es en esta dirección que el informe enfatiza la necesidad de que Argentina implemente reformas que fomenten la inversión y la innovación, dado que los niveles de inversión se encuentran muy por debajo de los niveles de los países de la región. Mientras que la tasa de inversión en términos del Producto Bruto Interno (PBI) promedió, en el período 1990-2015, 23% en Chile; 21% en Colombia; y 19% en Brasil; en Argentina promedió 15%.

El Gobierno Nacional se ha propuesto encarar algunas reformas estructurales con el fin de atraer más inversiones. Según la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional, desde el 11 de diciembre de 2015 hasta el 31 de julio de 2017, se registraron anuncios de inversión por 69.085 millones de dólares (584 proyectos de 453 empresas). Sin embargo, el Jefe de Gabinete afirmó que sólo el 5% de estos anuncios se ha concretado hasta el momento, aunque el 45% está en ejecución.

Los factores de la toma de decisión

De acuerdo al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cinco son los factores que constituyen el núcleo del proceso de toma de decisiones de inversiones.

Un factor es la solidez macroeconómica del país. Esto genera confianza, reduce la incertidumbre, potencia las inversiones y mejora el clima de negocios. En el último año se produjo un deterioro de este factor, cuando la inflación pasó de 28% en 2015 a 40,3% en 2016. Sin embargo, Argentina transita hoy por un claro sendero de desinflación. Otros avances en esta dirección han sido el anuncio de metas fiscales y la recuperación de instituciones como fue la normalización del INDEC y la independencia del BCRA. Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer en esta materia.

Otro factor es la presión fiscal. Impuesto elevados generan un gran desincentivo a las inversiones. Según acaba de publicar el Ministerio de Hacienda, en julio se redujo el déficit fiscal primario y en el acumulado de los primeros siete meses de 2017 el déficit se ubicó en 1,7% del PBI, lo cual le permitiría cumplir con la meta prevista del 4,2% del PBI para todo 2017. Sin embargo, Argentina posee una levada presión fiscal, los impuestos representan el 34% del PBI y en esta dirección es que el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, anunció en el Consejo de las Américas que antes de fin de año enviarán al Congreso un proyecto de reforma tributaria que buscará una reducción gradual de las alícuotas impositivas.

Un tercer factor es el tamaño de la deuda pública. Una elevada deuda pública reduce la confianza del inversor. En Argentina, la deuda pública representa, aproximadamente, el 53% del PBI. Un ratio que se encuentra 5 puntos por encima de la media de los países emergentes, según el FMI.

Un cuarto elemento son las regulaciones. Las regulaciones excesivas son costosas y Argentina es uno de los países más complejos para hacer negocios, en lo que respecta a procesos para elaborar y presentar informes y normativa jurídica, según un informe de TMF Group.

El quinto factor es el grado de libertad económica. Argentina se encuentra entre las economías con menor libertad económica, según la Heritage Foundation que ubica al país en el puesto 156 del ranking de libertad económica 2017 sobre un total de 180 países.

El Gobierno está tomando medidas que van en la dirección que indican estos factores, aunque ha optado por corregirlos de manera gradual. Esto, sumado a que muchos de los anuncios de inversión corresponden a sectores que requieren un horizonte de inversión a largo plazo, como la minería y energía, y aún están en las primeras etapas del proyecto, y falta de confianza en algunos casos, hacen que gran parte de las inversiones anunciadas se vayan ejecutando de manera gradual o aún sigan sin ejecutarse. Los casi 70.000 millones de dólares de inversión anunciados expresan las expectativas con respecto al camino que está transitando el Gobierno, y esto es un voto de confianza. Del Gobierno depende que esas expectativas finalmente se conviertan en una lluvia de inversiones.

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